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Las compañías eléctricas no quieren seguir concentrando su endeudamiento con los principales bancos

Las compañías eléctricas, con unas necesidades importantes de financiación a corto plazo para llevar a cabo las inversiones en que se encuentran metidas y cumplir el Plan Energético Nacional, intentan en estos momentos encontrar nuevas fórmulas financieras que les permitan seguir obteniendo los recursos necesarios sin concentrar de forma excesiva los riesgos que tienen con determinadas instituciones bancarias.

Hasta ahora, para llevar a cabo los elevados proyectos inversores que exige la construcción de una planta nuclear, habían acudido a los circuitos "normales" de financiación. Desde las ampliaciones de capital a las emisiones de obligaciones computables dentro de los coeficientes de inversión de las cajas, hasta los créditos a interés variable, tanto en pesetas como en divisas. Para cada una de las fases de construcción de los grupos nucleares se han ido utilizando fórmulas distintas que en principio se suponía eran las más indicadas.La adjudicación de los equipos importados se hacía mediante la aceptación de una oferta no sólo técnica, sino que iba acompañada de otra propuesta financiera en la que los suministradores ofertaban un crédito en divisas del país proveedor que cubría una buena parte del montante total de dicha fase del proyecto. Préstamos a interés fijo normalmente, con un elevado número de años de carencia y un período dilatado de vida que permitía, en principio, empezar a satisfacer las cargas financieras una vez que el proyecto estuviera en fase de rendimiento.

Dificultades para la emisión de títulos

La ampliación del mercado de renta fija, entrando en él tanto las crecientes emisiones de deuda pública como las sucesivas de las corporaciones locales y el INI, entre otras instituciones y empresas privadas, ha hecho más difícil para las compañías eléctricas seguir colocando sin dificultades sus títulos. Durante 1981 ya alguna empresa del sector optó, ante la nueva situación que se le presentaba, por sacar al público unas emisiones que hasta entonces habían tenido el reducido marco, pero suficiente para ellos, de los coeficientes computables.Este hecho era sólo el principio del aumento de problemas al que no puede ser extraño el retraso en el cumplimiento de los plazos previstos de finalización de obras, lo que origina encarecimientos en los presupuetos y nuevas cargas financieras. La salida al exterior, a partir de los créditos a interés flotante, y la misma solución, pero en el mercado interior de pesetas, nacido hace dos años, dio un nuevo respiro a las necesidades financieras de las compañías eléctricas. No puede extrañar que la primera operación importante de crédito sindicado a interés flotante en pesetas la realizara una eléctrica.

La importante salida a los mercados exteriores de los últimos años, unido a las dificultades de estos mismos mercados, consecuencia de la elevación de los tipos de interés y de los continuados ajustes a la baja de la cotización de la peseta, ha hecho que esta posibilidad de endeudamiento haya sido prácticamente archivada por las compañías del sector durante este año.

El crecimiento de las necesidades financieras ha tenido como resultado que de los 400.000 millones de pesetas que en estos momentos tiene concedidos el mercado de pesetas a interés flotante, el 65% corresponda a operaciones del sector público y prácticamente el resto lo sea a compañías del sector eléctrico. El nivel de riesgo de estas compañías, concentrado de forma excesiva en los grandes bancos que son los que dirigen y aseguran las operaciones, unido a problemas políticos que no pueden olvidarse, ha hecho que la calificación de las eléctricas se haya visto resentida.

No es extraño ver cómo las primeras empresas del sector obtienen diferenciales del 1% sobre el MIBOR (tipo de interés del mercado interbancario de Madrid) o incluso cifras superiores en el segundo tramo del crédito. Para evitar estos diferenciales elevados, para renegociar parte de su endeudamiento que está empezando a vencer, aun antes de ponerse en marcha el proyecto para el que se obtuvieron esos fondos, y para tener una seguridad importante de que no va a haber mayores retrasos en las últimas fases de la obra, algunas de las empresas cuyos proyectos están a punto de finalizar, cuando les faltan uno o dos años y los costes fundamentales ya no son de componentes, sino de ingeniería y -montaje, están empezando a introducir variaciones sustanciales en sus criterios de obtención de financiación.

Fórmulas de financiación

Así, en estos momentos hay algunas eléctricas que están pidiendo a las empresas de montaje e ingeniería civil que, junto a sus proyectos ajustados para la central y sus presupuestos, presenten fórmulas de financiación concretas para cada uno de los trabajos que ellos ofertan. Los proveedores y suministradores de mano de obra, de esta manera, tienen que negociar con los bancos con los que trabajen regularmente condiciones de financiación suficientemente atractivas como para que sean aceptadas por las eléctricas, que serán las que asuman los riesgos derivados de estas operaciones.Las cantidades que se van a manejar en esta fase final de los proyectos no son despreciables, ya que si la puesta. en marcha de una central tiene en estos momentos unos costes superiores a los 140.000 millones de pesetas, por término medio, lo destinado a ingeniería y montaje en la última fase puede cifrarse en tomo a los 15.000 millones de pesetas. Son estas cantidades las que ahora se quieren obtener sin tener que salir directamente al mercado, sino esperando que la banca, a través de los contratistas y empresas de servicios, vaya a ofrecer las fórmulas diversas de financiación.

No se trata ya de operaciones voluminosas y concentradas en un par de ellas, sino, por el contrario, de un relativamente importante número de ellas de cuantía claramente inferior. Medios financieros privados y algunas compañías del sector han comentado que ello puede repercutir en peores condiciones generales que las que sacarían las eléctricas si fueran a los mercados directamente en busca de financiación; máxime cuando en los consejos de administración de las eléctricas suele haber una nutrida representación bancaria.

Por el contrario, las compañías que han decidido iniciar esta nueva vía consideran que serán los propios contratistas los que tratarán de obtener condiciones aceptables para la adjudicación.

La concentración del accionariado, o por lo menos la fuerza que paquetes minoritarios tienen en la toma de decisiones importantes para las propias compañías eléctricas, aconsejan, según estas mismas fuentes, ir por el camino de la diversificación financiera y no tener riesgos muy altos con determinados bancos; incluso, dicen, para estos mismos bancos es mejor, ya que así tampoco ellos tienen un excesivo riesgo tomado con las eléctricas.

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