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Hegemonía del sector 'españolista' entre los sindicalistas socialistas catalanes

Hoy se inaugura en Barcelona el congreso extraordinario de UGT de Cataluña, convocado tras las dimisiones de la mayoría del secretariado nacional de la central socialista. El congreso se celebra a puerta cerrada, con excepción de las sesiones de apertura y clausura, situándose los debates en medio de una importante confusión, después de la renuncia del secretario de UGT catalana. Luis Fuertes, a su reelección.

Tras la virtual desaparición de los ugetistas más próximos al antiguo PSC-Congres -efectuado en un proceso de expulsiones durante la primavera de 1980, llegándose a disolver organizaciones enteras, como la de artes gráficas- la actual disyuntiva de la UGT catalana no puede situarse en sus relaciones con el PSC-PSOE. Esta confrontación se halla superada, al parecer de forma definitiva, en favor del sector llamado españolista de la antigua federación del PSOE. La polémica, en cambio, se plantea en una lucha meramente interna por el poder en la que las posiciones de política sindical no se encuentran diferenciadas de forma estricta.Además de las luchas internas por el poder del sindicato -en las que se erigen como principales candidatos a la secretaría general el continuista Valentín Antón y el secretario de la federación textil, Angel Navarro-, el congreso se desarrollará en torno a la polémica sobre la primacía de las organizaciones del ramo respecto a las territoriales. Asisten al congreso trescientos delegados en representación de 94.000 cotizantes declarados por la central sindical, aunque esta cifra es de difícil credibilidad, dada la desafiliación que viene experimentando el sindicato socialista.

Situación crítica

La situación por la que atraviesa la UGT catalana puede calificarse de muy crítica, esencialmente en orden a las estructuras internas de la central socialista y su pérdida de representatividad sindical. Muestra de la crisis interna es la desautorización que el consejo nacional del sindicato hizo el pasado fin de semana respecto a la gestión del secretariado cesante quien, encabezado por Luis Fuertes, había asumido colectivamente las seis secretarías vacantes por las últimas dimisiones de sus titulares. Entre los responsables dimitidos se hallaba Gregorio Risques, secretario de organización y Rafael Cerro, de administración.

Desde la secretaría de organización, Risquez abordó a partir del último congreso de UGT, celebrado en junio de 1980, la reestructuración del sindicato en un intento de enderezar la caída de la afiliación y los numerosos cierres de locales. La reestructuración, siguiendo los criterios de la UGT estatal, se ha venido realizando en Cataluña en base a constituir uniones comarcales en sustitución de las organizaciones de localidad, así como fortalecer las estructuras federativas de industria. El sindicato socialista ha procedido, durante el último año, el cierre de más de la mitad de sus locales en Cataluña, atravesando por una situación financiera difícil por el déficit de cotizaciones.

No es fácil, sin embargo, situar las razones reales de la discusión del congreso. Por un lado, la preparación de los debates se ha efectuado en el más estricto secreto, dándose el caso de que no existe una candidatura oficial a los órganos de dirección. Por otra parte, UGT de Cataluña permanece hegemonizada por los sectores más españolistas de la antigua federación del PSOE, habiendo quedado literalmente desplazados en el anterior congreso los sectores de sindicalistas ligados al PSC-Congres, entre los que se encontraba el diputado socialista Antonio Santiburcio, a pesar de provenir éste del PSOE.

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