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La radio mantuvo despierto a todo el país

La ocupación militar de las emisoras de radio y televisión del Estado en Madrid y Valencia el pasado lunes, con ocasión del frustrado golpe de Estado, repite la tendencia de los últimos golpes realizados en otros países, que consideran el sometimiento y control de estos centros como base estratégica para llevarlos a cabo. Así sucedió con Pinochet en Chile, por ejemplo. La televisión y, sobre todo, la radio pudieron dar cuenta puntual del frustrado golpe, porque sus profesionales mantuvieron despierto a todo el país. La orden de un guardia civil rebelde -«desenchufa eso, desenchúfalo» y «no intentes sacar la cámara que te mato»- no pudo cortar el hilo directo de los micrófonos que unieron el Parlamento con el pueblo.

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La primera persona que tuvo noticia en RTVE de que se había producido un intento de golpe de Estado fue el director general, Fernando Castedo, que seguía a través de los monitores de su despacho las imágenes en directo que llegaban de las Cortes. Iñaki Gabilondo, director de los informativos, que luego se encargaría de «contar la película de los sucesos», también estaba por allí.Fernando Castedo llamó inmediatamente a su equipo, y en particular a Miguel Angel Toledano, director de Televisión, y a Eduardo Sotillos, director de Radio Nacional. Castedo recabó personalmente información por teléfono cerca de los escasos centros de poder que entonces operaban en el país. Mientras el director general establecía estos contactos, llegó el aviso de que militares llegaban a las emisoras de radio y televisión transportados por camiones y por tanquetas, que se estacionarían durante una hora y cuarto en Prado del Rey al mando de un capitán. Este se dirigió al control central de Televisión, donde ya estaba Miguel Angel Toledano. El militar preguntó: «¿Quién manda aquí?». Toledano contestó que, si se refería a la televisión, él era el director. «Pero ¿quién es el que más manda?», inquirió el capitán. «El que manda más es el director general del Ente Público», respondió Toledano. Entonces, el militar, acompañado de Toledano, abandonó el edificio y se dirigió a la Casa de la Radio.

Prohibida la información

El equipo directivo de Prado del Rey consideró que no era conveniente que todos ellos estuviesen con Castedo, por si acaso se producía una detención masiva. Decidieron que era más conveniente que alguien estuviera en condiciones de permanecer en libertad en el supuesto de que ese secuestro de las autoridades radiotelevisivas se llevara a cabo. El capitán, ya en el despacho del director general, ordenó que prosiguiese la programación normal de RTVE y que se suprimiese la información.

No había marchas militares a mano en Radio Nacional de España cuando los militares que tomaron Prado del Rey, hacia las ocho de la tarde del pasado lunes, ordenaron que fuera esa, y no otra música, emitida por la radio estatal. Eduardo Sotillos, director de la red, convertido en un locutor más en las horas en que duró la ocupación del Congreso de los Diputados, buscó por todos los estudios y no halló otra cosa que una marcha militar del siglo XVIII, que no convenció a los militares. Cuando por fin apareció una marcha convencional, el personal de la radio pudo respirar tranquilo bajo la mirada atenta de las bayonetas. «No sabemos si son amigos o enemigos, comentó un redactor de RNE cuando comenzó la ocupación militar, que se prolongaría durante algo más de una hora, hasta las 21.20 horas.

Las seis tanquetas, los cuatro camiones y los jeeps que acudieron a Prado del Rey desaparecieron como vinieron: misteriosamente. Cuando llegaron, el espectáculo que dominó los pasillos de Radio y de Televisión era el de una casa tomada por soldados con la bayoneta calada, que tomaron el control central de RNE y conminaron a Fernando Castedo, director general de RTVE, a cumplir las órdenes que ellos dictaran bajo la amenaza directa de disparos. Inmovilizado, Castedo no tuvo otra opción durante la hora y media de ocupación que cumplir esas órdenes.

Mientras seguía la música militar en Radio Nacional, un sargento se dirigió a Castedo en estos términos: «Tengo órdenes de disparar si no se cumplen las órdenes». El sargento estaba inquieto porque no tenía la seguridad de que aquel tipo de música estaba saliendo a las ondas. Uno de los militares preguntó cómo había que mover el dial de la radio de Castedo para sintonizar la emisión de Radio Nacional. Cuando Castedo le tranquilizó y fue localizada la emisora, el militar se mostró más recatado.

El capitán ocupante utilizó constantemente el teléfono de Fernando Castedo, hasta que alguien le dio orden de abandonar el recinto de Prado del Rey. Mientras tanto, el propio Castedo pudo hablar, según José Luis Balbín, «en semiclave», por teléfono, con Miguel Angel Toledano, situado en el control central. Asimismo, el director general estableció contactos con el Gobierno constituido por los subsecretarios, y con la Zarzuela, hasta que le fueron enviadas tropas de los GEO, que pasaron a proteger las instalaciones de RTVF.

El momento más tranquilizador de Televisión Española se produjo sobre las diez de la noche, cuando, cambiada la guardia en Prado del Rey, Iñaki Gabilondo, Cristina García Ramos y Victoria Prego comenzaron a relatar los hechos y anunciaron que el rey Juan Carlos se dirigiría al país.

Radio Nacional de España ofreció intervalos musicales con reportajes en vivo de lo que iba sucediendo en la carrera de San Jerónimo, mientras que Televisión Española anuló la programación del segundo canal, que emitió en cadena la programación del primero. Desde las 19.50 horas hasta prácticamente las tres de la tarde de ayer, dibujos animados, documentales, películas de cine y musicales alternaron con una información que salía en pantalla con bastante retraso respecto a la recepción del teletipo y a la frecuencia de la radio.

El documento de los hechos

El momento culminante de toda la emisión fue, excluida la presencia del Rey en la pantalla y en la radio, que se repitió varias veces durante la noche y la mañana, la transmisión televisada completa de los 35 primeros minutos del asalto de Tejero y los suyos. Los asaltantes descubrieron algunas cámaras, que destrozaron a patadas y culatazos. Televisión Española no dio este impresionante documento hasta ayer, a las 12.50 horas, terminada ya la ocupación, porque estimaban sus directivos que esa emisión podía contribuir a incrementar la tensión

Asalto a una emisora

La emisora La Voz de Madrid, perteneciente a la Radiocadena Española, de carácter estatal, sufrió en la medianoche del lunes al martes un intento de invasión por parte de un grupo de personas que, al parecer, vestía uniforme militar. Pretendían que por esa emisora y por las restantes de la radio estatal, entre ellas la red de Radio Nacional de España, se leyera un comunicado de tono ultraderechista favorable a los que entonces trataban de dar un golpe de Estado en Madrid. Un grupo de policías nacionales, requerido por la Dirección General de RTVE, redujo a los invasores y pudo resolverse la situación sin más incidentes.

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