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El déficit exterior por cuenta corriente supera los 5.500 millones de dólares en 1980

El déficit exterior por cuenta corriente de nuestra balanza de pagos superará los 5.500 millones de dólares en 1980, lo que, a juicio de fuentes oficiales, no sólo triplicará las propias previsiones gubernamentales de principios del año, sino que también refleja el grave deterioro que está experimentando nuestra posición exterior en unos momentos en que los planes de recuperación de la economía española pasan por una política agresiva en las exportaciones.

Según han manifestado fuentes competentes a EL PAIS, el grave deterioro de la balanza exterior por cuenta corriente responde a dos factores principales: el progresivo empeoramiento de la balanza comercial y, segundo, el alto precio de los crudos importados, que casi han Regado a doblar el costo de nuestras importaciones energéticas de 1979. Lo más grave del problema, según las mismas fuentes, es que prácticamente no existen posibilidades inmediatas de recuperación de esta débil posición exterior, pese a la política decidida y alentada desde el Gobierno de fuerte depreciación de la peseta.El alto déficit de la balanza por cuenta corriente está significando, por otro lado, un rápido proceso de pérdida de reservas exteriores que en algunos medios no se considera exclusivamente grave gracias a la existencia de dos años seguidos (1978 y 1979) de ligeros superávit. Con todo, la pérdida de divisas va a ser bastante fuerte y grave en un momento, además, en que el endeudamiento exterior, tanto público como privado, ha sido el principal agente compensador de que el deterioro exterior español no sea de proporciones históricas dentro de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

La balanza, en noviembre

Las previsiones más pesimistas sobre el fuerte déficit exterior por cuenta corriente hay que analizarlas a la luz de los pésimos resultados de nuestro comercio exterior durante el mes de noviembre, facilitados por la Dirección General de Aduanas del Ministerio de Hacienda. En noviembre, el valor total de las importaciones arrojó una cifra récord en el año de 224.281 millones de pesetas, frente a unas exportaciones, también muy altas, de 125.616 millones de pesetas. Esto implica una tasa de cobertura de tan sólo un 56%, que en términos comparativos confirma el deterioro a lo largo del año de este saldo. Pese a que la tasa ha sido inferior a las registradas en los meses de octubre, agosto, junio, mayo y el primer trimestre de 1980, es notablemente más alta que la experimentada en el mismo mes de años anteriores.

Ni un solo barril de petróleo

En términos acumulados de 1980, el saldo de la balanza comercial arroja un déficit de 906.098 millones de pesetas, cantidad que dobla casi exactamente el déficit de dicha balanza en el mismo mes de los dos años previos. Este déficit, a ochenta pesetas por cada dólar, es de 11.326 millones de dólares, cifra que sugiere que nuestras exportaciones resultan prácticamente insuficientes en su totalidad para pagar ni un solo barril de petróleo importado. El coste estimado de nuestra factura petrolera anual es de 11.500 millones de dólares.Según estimaciones de la propia Dirección General de Aduanas, las importaciones petroleras suponen exactamente un 35,7% de nuestras compras al exterior, con un incremento en valor (que no en cantidad) del orden del 57,2% respecto al mismo mes del año anterior. El resto de las importaciones se ha incrementado en un 19,5%, y este aumento se debe, principalmente, al mayor volumen de compras de maquinaria y productos químicos y férreos.

Por el lado de las exportaciones hay que señalar que, en el saldo de enero a noviembre, éstas se han incrementado en un 20,7% (pese a que en noviembre descendieron un 7% respecto al mismo mes del año anterior), aumento que denota que la política de depreciación paulatina de la peseta ha tenido un efecto beneficioso, aunque insuficiente, en el estímulo de nuestra capacidad exportadora.

Fuerte aumento de las entradas de capital

Con un déficit comercial que fuentes competentes estiman que puede superar los 12.500 millones de dólares, y después de un año turístico relativamente discreto, las posibilidades de equilibrio en la balanza por cuenta corriente están situadas en la entrada de capitales, bien sean en inversiones directas o en préstamos a largo plazo con destino a empresas privadas y públicas.Mientras que las entradas en inversiones directas se puede afirmar, según fuentes competentes, que incluso han disminuido ligeramente con respecto a 1979, el fuerte endeudamiento exterior a plazo de las empresas españolas ha permitido paliar casi la mitad de un déficit que presentaba, a priori, características históricas. A este respecto, fuentes bancarias privadas estiman que el endeudamiento exterior de las empresas españolas superará en 1980 los 6.000 millones de dólares, con especial incidencia en este endeudamiento para las empresas eléctricas, autopistas y, como capítulo individual, la propia Compañía Telefónica Nacional de España.

Entre los factores que han influido en esta tendencia a la salida a los mercados internacionales de capitales hay que citar no sólo la propia liberalización gubernamental del proceso de búsqueda de esta financiación exterior, sino el hecho de que, durante muchos meses, el dinero exterior ha estado mucho más barato y accesible que el interno. El exceso de liquidez del euromercado, resultado de la acumulación de petrodólares y del cumplimiento de los plazos de amortización de muchos préstamos viejos, ha facilitado esta tendencia, que, aunque indirectamente, ha favorecido el amortiguamiento de las cifras rojas en la balanza por cuenta corriente.

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