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El presidente del Gobierno, en Euskadi

Suárez pretende potenciar la presencia del Estado en el País Vasco

La visita del presidente Suárez al País Vasco, iniciada ayer con su llegada a Vitoria, sede del Gobierno autónomo que encabeza el lendakari nacionalista Garaicoetxea, responde, según fuentes autorizadas, al designio de potenciar aquí la presencia del Estado. Este es uno de los objetivos básicos de la nueva estrategia global que pretende impulsar Marcelino Oreja desde su nombramiento, hace ya cuarenta días, como delegado del Gobierno con categoría personal de ministro.

Los periodistas acreditados para cubrir informativamente el viaje inauguraron sin querer, el lunes por la noche, la residencia de Oreja, un chalé de dos plantas en el alto de Uleta, al que su primer residente ha puesto el nombre de Los Olivos y ha dotado de un espléndido mástil hincado en la campa del jardín donde ondeaba la bandera española.En 48 horas todo ha sido instalado y amueblado para poder acoger al presidente del Gobierno en la noche del martes al miércoles. Cuadros y grabados han sido seleccionados con motivos de ciudades y paisajes vascos y una gran fotografía de los dos hijos del matrimonio Oreja-Arburúa, vestidos con el traje típico de Fuenterrabía durante el alarde de hace ocho años, avala una vez más que las raíces vascas de esta familia no han sido improvisadas.

Acto de confianza

El delegado del Gobierno calificó el viaje del presidente como un acto de confianza en las instituciones vascas y como un acto de solidaridad con la preocupación, el cansancio y la duda en que vive el pueblo vasco. El encuentro al máximo nivel con los responsables de la comunidad autónoma, en palabras de Marcelino Oreja, no pretende abordar negociaciones concretas, sino más bien calar el problema en su globalidad.Para los observadores la figura del delegado del Gobierno significa un principio de operatividad y un esfuerzo por racionalizar la acción del Estado y sus servicios en las Vascongadas, al mismo tiempo que establece una coordinación necesaria en las relaciones con el Gobierno vasco.

La noche de Vitoria obsequió a los periodistas con temperaturas que descendieron hasta los siete grados bajo cero. Aseguran los victorianos que en estas noches gélidas los lobos bajan hasta la misma plaza de Chillida. Pese a ello, nuestro delegado en Euskadi, nuestra corresponsal en Vitoria y los enviados especiales de EL PAIS y de Abc se dirigieron a la residencia del lendakari, el palacio de Ajuria-Enea, conocido popularmente como la Moncloeta y situado en la avenida de la Senda, jalonada por espléndidos castaños de Indias. Allí, la patrulla de miñones, que hacía el -servicio de vigilancia, transmitió la petición de obtener un encuentro con Garaikoetxea.

-Ajuria-Enea cero, llamando a Ajuria-Enea uno, cambio.

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-Ajuria-Enea uno, enterado. Cambio. Instantes después, comprobada la identidad y conducidos por los hombres salidos de la escuela policial de Berroci, el presidente Garaikoetxea recibía en su despacho a los periodistas, con atuendo de sport: jersei amarillo y zamarra de cuero.

Exclusividad de la policía autónoma

Toda Ajuria-Enea es madera noble y decoración de cuadros abstractos, y el jardín, esculturas de Chillida y Oteiza. La conversación descubrió cuál es el término que ha hecho encallar de momento las negociaciones sobre la policía autónoma: la exclusividad con que el Gobierno vasco quiere que su policía tenga encomendadas las competencias en los servicios intracomunitaríos.La base de la reclamación es el artículo 17 del Estatuto de Guernica, y detrás de la resistencia de Gobierno de Madrid se transparenta la desconfianza. Aquí temas aparentemente inocuos adquieren perspectivas de futuro explosivas. ¿Qué inconveniente habría en transferir a la policía autónoma la competencia exclusiva sobre el tráfico en las carreteras?, preguntaría un ingenuo. Y al otro lado, los hombres de la seguridad del Estado responderían que, con el terrorismo de por medio, el control de las carreteras tiene que poder ser asumido, cuando la batalla antiterrorista lo requiera, por la Guardia Civil o la Policía Nacional.

Encaje de bolillos en los temas de protocolo

En la reunión de Ajuria-Enea con los periodistas hubo tiempo de analizar algunos temas de protocolo, planteados ante la visita de Suárez, en cuya resolución Marcelino Oreja ha hecho verdadero encaje de bolillos y numerosas consultas a Baviera, el espejo anhelado en que se miran los responsables del Gobierno autónomo.Una vez más se comprobó la exactitud de esa frase que se atribuye al presidente de la Generalidad, Jordi Pujol: «Cuando no se tiene el poder hay que ser inflexibles en el protocolo».

- Todavía Vitoria la nuit permitió a los informadores un encuentro casual con un joven de ETA Militar, que preguntó interesado cómo andaban de trabajo, y aseguró que la semana próxima habría más tarea informativa.

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