"El pequeño Cid"-

Pasado el temporal del Quijote televisivo, adaptado por los mayores -¡qué pena!- para los niños, seguimos con la marea seudohistórica que el pariente más pariente de todos nuestros parientes, Televisión Española, trata de imponernos; en este caso, Ruy, el pequeño Cid.Yo me pregunto para qué sirve este nuevo engendro, si no es para deformar la historia y seguir potenciando ese espíritu bélico y racista que muchos ya estamos hartos de soportar.

Si lo que se quería hacer es una serie que acercara la historia, nuestra historia, de forma entrete nida al mundo infantil, la cosa ha resultado un bodrio que ni enseña en absoluto ni se aleja de los defectos ya cometidos anteriormente. Estos que nos hacen engullir no son hechos históricos y situaciones so ciales de la época tocados con el mínimo rigor científico; sigue imponiéndose el carácter maniqueísta de buenos y malos (cristianos y moros), anteponiendo la fuerza y el honor a cualquier otra virtud, ejerciéndose el culto al líder, al guía, etcétera.

¿Por qué, pues, escoger la figura del Cid, sobre el que ni analistas históricos se ponen de acuerdo y no se descarta ni aun la condición de mercenario del personaje, para interpretar este pequeño Ruy que no tiene que ver nada con el otro? ¿Serie didáctica? No se ve por parte alguna, y si la infancia del Cid no se conoce en absoluto, eso no es justificación válida para emprender esta aventura, para la que se podía haber utilizado otro cartel de presentación: el pequeño Pepito, Juanito o Adolfito./