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Un diálogo poco esperanzador

Las condiciones en las que empieza la conferencia no son, desde luego, muy halagüeñas. Por una parte y otra se mantiene la necesidad de no enterrar en Madrid el espíritu de Helsinki. Pero desde ambas trincheras no se pulsa ninguna voluntad decidida de avanzar por el camino abierto hace cinco años en Finlandia. De lo que no cabe duda es de que el llamado bloque soviético ha sido en el pasado, y lo será sin duda, en el futuro, quien con más intransigencia y dureza ha practicado la táctica del cerrojazo, rechazando proposiciones neutrales y occidentales, sin molestarse siquiera en explicar los motivos. ( ... )Lo que parece claro es que si bien todos y cada uno pueden influir sobre la reunión, ésta poco podrá influir en ellos. Como se ha repetido hasta la saciedad, la CSCE es un termómetro que se limita a dar cuenta de la «temperatura de la distensión o de la tensión». No cabe duda de que la tensión ha subido en los últimos doce meses, tras la invasión soviética de Afganistán, hasta el punto de que -como declaraba recientemente el embajador Javier Rupérez a La Vanguardia- «el progresivo deterioro de la vida internacional» está llevando al mundo a una situación sólo comparable a la de la posguerra. En estas condiciones resulta demasiado arriesgado hacer votos por el éxito le la reunión de Madrid. ( ... )

11 de noviembre

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