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Stanislaw Kania sustituye a Edvard Gierek al frente de Polonia

Edvard Gierek, máximo dirigente de Polonia desde 1970, fue sustituido esta madrugada al frente de los destinos del país por Stanislaw Kania, de 53 años, hasta ayer secretario del comité central y responsable en el mismo del Ejército, la policía y la Iglesia. Horas antes se anunció oficialmente ante la Dieta (Parlamento) que Gierek, de 67 años, había sufrido un ataque cardiaco que obligaba a su hospitalización. Poco después, el comité central del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista) se reunía, a las once de la noche (hora de Madrid), en una sesión extraordinaria, según anuncia la agencia France Presse.

A primeras horas de la madrugada, un comunicado difundido por la agencia oficial PAP anunciaba al país que el sexto pleno del comité central del POUP, bajo la presidencia de Henryk Jablonski, miembro del buró político y presidente del Consejo de Estado, «en razón de la seria enfermedad que sufre Edvard Gierek, el comité central le releva de sus funciones de primer secretario y de miembro del buró político del mismo, y nombra, por unanimidad, a Stanislaw Kania primer secretario del comité central».Aunque oficialmente aparezca la enfermedad como motivo de la sucesión, parece evidente que han sido las huelgas y las concesiones que el poder ha tenido que hacer a los trabajadores, sobre todo el derecho de libre sindicación, las causas directas de la sucesión de Gierek. El hasta ahora líder de Polonia, llegado al poder en 1970, precisamente gracias al apoyo de las masas populares trabajadoras tras los disturbios de 1970, que acabaron con Gomulka, cae ahora de la cúspide, después de haber logrado un acuerdo con los obreros, evitando una insurrección popular y posiblemente la intervención de la Unión Soviética.

Sin embargo, el compromiso alcanzado, que abre una brecha histórica en los sistemas comunistas del Este, ha sido considerado demasiado por Moscú y por la vieja guardia del POUP. Desde hace días se especulaba con la posibilidad de este desenlace, aunque todos los observadores daban como sucesor de Gierek a Stefan Olzowski. Incluso se habló de un viaje secreto de Gierek para entrevistarse en la frontera polaco-soviética con algún dirigente del Kremlin (posiblemente Kirilenko). Al parecer, los rusos habrían advertido a Gierek contra una línea demasiado aperturista, aconsejándole negociar desde la fuerza con los huelguistas. El primer secretario, ante la extensión de las huelgas y la fuerza del movimiento obrero, prefirió ceder, garantizando en el compromiso final la primacía del partido comunista.

Ahora le sucede un hombre discreto que ha hecho su carrera a la sombra de Gierek. Kania fue el encargado de hacer un informe de la situación en los recientes plenos del comité central de los pasados días 24 y 30 de agosto. Su nombramiento es un compromiso, y el partido ha optado por una personalidad menos significativa que Olzowski, susceptible de representar a los ojos de la población y de los países hermanos el cambio en la continuidad.

También han sido nombrados los nuevos miembros del buró político, Kazimierz Barcikowski -y Andrzef Zabinski.

«El Parlamento polaco tiene que recobrar su situación de organismo de control», declaró ayer el nuevo jefe de Gobierno polaco, Jozef Pinkowski, al presentar su programa de reforma para solucionar la grave crisis económica y social del país.

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