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Bolivia, situación alarmante

Las noticias que se reciben de Bolivia, aumentando la información sobre el golpe de Estado, indican que no se trata de uno más de los pronunciamientos militares incruentos que casi forman parte del folklore hispanoamericano. Al parecer, se trata de algo más profundo y persigue la implantación de un régimen basado en la eliminación de los adversarios.Dada la frecuencia de estos levantamientos -a Bolivia le toca a más de uno por año desde su independencia- pudo interpretarse, al principio, como un movimiento natural de la vida política de aquella República americana creer que se trataba de una de tantas reacciones defensivas de los partidarios del orden a cualquier precio, sin sangre ni represión. Pero no, las cosas discurren, según las pocas noticias de que disponemos, por cauces muy distintos. ( ... )

Da lo mismo que los fusilamientos los realicen comandos incontrolados que se deriven de la farsa jurídica de tribunales especiales y de urgencia, más movidos por el odio y la venganza que por el espíritu de justicia y el respeto fundamental a la vida humana.

La sangre y la persecución desde un poder arbitrario que no se ampare en la ley constituye una de las más preocupantes formas políticas en una época que se distingue por el crecimiento del terrorismo en un mundo desquiciado, desorientado y en constante revisión de hábitos y valores.

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Significativas son, en este sentido, las palabras de repulsa del arzobispo de La Paz, monseñor Jorge Manrique -nombre evocador de serenas reflexiones clásicas sobre la v ida y la muerte- y las cartas de jesuitas publicadas en nuestras páginas. El prelado boliviano reconoce la existencia de sentimientos de odio y habla de un «silencio temeroso» por falta de libertad, por las detenciones, muertes, asaltos y destrucciones.

Creemos que una primera interpretación benévola del golpe de Estado, pensando en la tradición de Bolivia, fue un error. Bolivia se abre a una incógnita llena de gravedad y, por ahora, muy poco pacificadora de los espíritus.

23 de julio

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