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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

"Rebeca" o la consolidación del "suspense"

En el ciclo dedicado a Alfred Hitchcock, que se emite a las 20.50, en la segunda cadena, se presenta la película Rebeca, dirigida en 1940 por el «maestro del suspense», muerto el pasado 29 de abril, e interpretada en sus principales papeles por Laurence Olivier, Joan Fontaine, George Sanders, Judith Anderson, Gladys Cooper y Nigel Bruce.Con la película Rebeca inicia Hitchcock su denominado período americano de Hollywood tras sus otros dos períodos de películas mudas inglesas y películas sonoras inglesas. Había pasado quince años rodando ininterrumpidamente en Inglaterra. En 1940, según expone el crítico de cine Juan Hemández Les, Hitchcock, que todavía era un director desconocido, incluso para sí mismo, cruzó el charco alimentando en su corazón el deseo de llevar a la pantalla la odisea del Titanic. Sin embargo, David O'Selznick, el productor de Lo que el viento se llevó, que había comprado los derechos de Rebeca -novela fin de siècle escrita por Daphne du Maurier-, convence a Hitchcock de lo contrario y le ofrece este proyecto, que algunos, entre ellos el propio director, consideraron un encargo.

En cualquier caso, Rebeca, primer filme importante en la filmografía de Alfred Hitchcock, nunca sería considerado por su autor como un filme americano, ya que prácticamente todo era inglés: la historia, los actores y el propio director, quien en principio no creyó que esta película pudiera alcanzar el grupo de las mejores. Hitchcock no quedó satisfecho con Rebeca por varias razones. En primer lugar, porque la consideraba como una especie de cuento 31 la historia pertenece, además, a finales del siglo XIX. En segundo lugar, porque la novela fue escrita por una mujer, y en tercer lugar, porque le falta sentido del humor.

Con Rebeca, Alfred Hitchcock estaba inventando el suspense aplicado a una sencilla historia de amor en la que rompía el melodrama sin tensiones, con lo que, sin saberlo, estaba construyendo los cimientos de otras dos películas consideradas como maestras, Vértigo y Psicosis, que constituyen, según la acepción de Guillermo Cabrera Infante, la trilogía de la soledad por el amor perdido.

En su argumento, Rebeca presenta la lenta y progresiva destrucción -sólo salvada en última instancia- que sufre una mujer en medio de una situación hostil, sombría y claustrofóbica que va creciendo en el interior de una mansión fantasmal. Una joven norteamericana, de la que no conocemos ni siquiera su nombre, se casa con el aristócrata inglés Max de Winter, cuya primera mujer, Rebeca, murió en circunstancias extrañas ahogada en el mar. Trasladados a vivir a la mansión de Winter, la joven encuentra por todas partes el recuerdo de Rebeca, y aunque trata de acomodarse a las normas de la mansión, su inexperiencia le hace fracasar. La joven esposa, inducida por el ama de llaves, que profesa una devoción rayana en lo patológico hacia su antigua ama, llega a sospechar que De Winter sigue enamorado de su primera esposa.

Rebeca es, en primer lugar, la historia de una suplantación y de una patética transferencia de identidad que la nueva joven esposa no está en condiciones de asumir sin riesgo de debilitar su propia integridad.

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