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Arabia Saudita no consigue imponer en la OPEP un sistema ordenado de precios

Una discusión técnica sobre al monto de las primas diferenciales a cobrar por los distintos productores sobre el precio básico del crudo prolongó anoche inesperadamente la 54 conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que debía haber concluido ayer por la tarde en Ginebra. A última hora de la noche, Arabia Saudita, que había planteado como cuestión prioritaria el problema técnico de las primas, amenazó con mantener intactos sus precios (14,55 dólares por barril) si el resto de los países miembros de la OPEP no aceptaban sus puntos de vista.

La discusión técnica sobre las primas tradicionales que se cobran en los distintos tipos de crudos se planteó por vez primera en la reunión del comité de expertos de la OPEP, que se había reunido en la noche del martes para tratar de poner sobre el papel el acuerdo en principio alcanzado en la tarde por los ministros de imponer un precio básico del barril de crudo en tomo a los veinte dólares.

Arabia Saudita, que, según un delegado se ha quedado sola dentro de esta conferencia de la OPEP, había aceptado en principio este nuevo precio de veinte dólares siempre y cuando se controlase de una manera formal las primas diferenciales que se cargan sobre las variedades de crudo que producen algunos países.

Precios base y máximo

A lo largo de la jornada de ayer fue imposible ponerse de acuerdo sobre cómo estas primas diferenciales debían añadirse, y hasta qué límite, el precio básico del crudo. A la hora de transmitir esta información, los trece ministros decidieron encerrarse, en sesión privada, en la habitación del hotel Intercontinental de Ginebra que ocupa el presidente de la conferencia, Maña Saeed Otalba, de los Emiratos Arabes Unidos, para buscar una solución de compromiso. Según un delegado, la fórmula de compromiso sobre la que se trabaja se basa en el establecimiento de un precio único para el llamado crudo arabian ligero (llamado también precio oficial o de referencia, pero sin primas) que no sobrepase los diecinueve o veinte dólares como mucho. Simultáneamente se hablaba de establecer otro precio máximo de los productores de crudos de máxima calidad (ultraligero y saharian blend) y que sería de unos veintidós o veintitrés dólares.

De aceptarse este compromiso, algunos expertos piensan que implicaría un nuevo sistema de precios para el petróleo, que sería el tercero implantado este año.

Anoche, sin embargo, se afirmaba en medios de la conferencia que algunos países, como Irán, Irak y Libia, se negaban a aceptar este sistema, que había sido presentado por los patrocinadores del mismo -Argelia, Kuwait y en cierto grado Venezuela- como una versión perfeccionada del acordado en marzo y, a la vez, como el más apropiado, dentro de las circunstancias especiales del mercado de petróleo para imponer un cierto orden en el caos que existe en el mismo. La posición de Irán, Irak y Libia era, por el contrario, favorable a un sistema libre de imposición de sobretasas indiscriminadas (o de dobles primas), que llegaban incluso a justificar en aras a las condiciones sociales, políticas y económicas especiales de sus respectivos países.

Yamani, amenza de retirada

Según algunas versiones, esta férrea posición de los países más radicales molestó tan profundamente al jeque Yamani, de Arabla Saudita, que llegó a manifestar en la sesión de la conferencia de la mañana de ayer: «Estoy muy pesimista y cansado ante la postura extremista de algunos países.»

Un delegado de un país moderado interpretó esta posición saudita como una indicación de que Arabia Saudita, o al menos Yamani, amenazaba con adoptar una actitud reservada dentro de la OPEP y abandonar así el papel preponderante que hasta la fecha dicho país (que con una producción diaria de 8,5 millones de barriles representa casi una tercera parte del total de la OPEP) ha desempeñado dentro de la organización. Para este delegado, a menos que surjan nuevos líderes o ideas dentro de la OPEP, el temido «retiro saudita» implicaría que la organización se vendría abajo como organismo de control del mercado del petróleo.

Pero una versión más optimista de la situación fue ofrecida por delegados de un país del golfo Pérsico, que a última hora de ayer consideraban posible una solución de compromiso en la reunión de los trece ministros. Mana Oteiba declaró a la prensa, poco antes de reunirse un petit comité, que a la reunión de los trece ministros seguiría una sesión nocturna de la conferencia. No obstante, se da por sentado que la reunión privada a nivel ministerial pueda establecer ya las bases de un compromiso.

Según expertos petrolíferos, si la OPEP decide establecer en alguna forma este sistema de doble precio -es decir, un precio básico cercano a los veinte dólares y otro máximo de unos veintitrés-, las repercusiones sobre el mercado del petróleo serían muy serias y agudizarían las tensiones alcistas que han caracterizado este mercado desde la decisión de la OPEP del pasado marzo de liberalizar de hecho los precios de los crudos,

Otro elemento de discordia in troducido en las negociaciones para el establecimiento de un nuevo precio es la decisión de Irak y Kuwait de imponer en el mercado, con efectos del pasado primero de junio, la cláusula de «vendedor más favorecido». Desde entonces ambos países han aplicado esta cláusula o doble prima de una manera confusa, ya que en lugar de situarla por encima del precio básico de la OPEP (14,55 dólares) lo están haciendo sobre el nivel alcanzado en el mismo después de cargar el sistema tradicional de primas a la calidad, distancia y posición en el mercado. Ambos países, en sus contratos a largo plazo, han llegado a cobrar precios que, de hecho, se aproximan a los del mercado on the spot de Rotterdam, es decir, de unos 35 dólares por barril. Al parecer, según algunos medios, Irak pretende que este sistema de vendedor más favorecido sea introducido dentro de la estructura de precios de la OPEP y aceptado por la conferencia ministerial, a lo que se ha opuesto terminantemente Arabia Saudita.

En otras cuestiones, no relacionadas con la del precio, esta conferencia de la OPEP ha llegado a decisiones que a largo plazo podrían revestir cierta importancia. Una de ellas, a propuesta de Irak, es que la OPEP considere el establecimiento de un diálogo similar al de Norte-Sur, pero limitado a los países industrializados y los de la OPEP.

Esta propuesta iraquí no tiene nada que ver con una pretendida conferencia internacional de energía, que los países productores de petróleo consideran que tan sólo serviría para que las naciones más poderosas de las industrializadas impongan sus criterios sobre precios y regulación del mercado no sólo del petróleo, a sino de las materias primas. Además, algunos países creen que una reunión de alto nivel de este tipo sólo serviría para multiplicar los foros de discusión.

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