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Querella criminal contra la policía

La dirección de HASI, el sindicato abertzale legalizado LAB y el comité de empresa de la resistencia sanitaria de Cruces, de Bilbao, presentarán hoy ante el Juzgado de Instrucción de la capital vizcaína una querella criminal contra la policía, a la que acusan de haber proferido malos tratos y torturas en la persona de Javier Onaindia, miembro del secretariado nacional de la citada central sindical y del comité central de HASI.

Javier Onaindía, médico en la residencia sanitaria de Cruces, fue detenido el día 13 en la puerta de su casa, y, tras ocho días de incomunicación en la comisaría de Bilbao, fue puesto en libertad ayer.Ante el juez, el militante de LAB y HASI denunció torturas y malos tratos, durante los ocho días que duró su detención e incomunicación, en presencia de médico forense, que levantó acta, el señor Onaindía mostró las señales de los golpes y heridas. Abogados de HASI declararon ayer que es posible que el juez eleve de oficio el acta del forense al fiscal de la Audiencia de Bilbao.

En una rueda de prensa celebrada ayer en Bilbao, Javier Onaindía explicó ante los medios de información las circunstancias de su detención y su estancia en la comisaría de Bilbao: «Dos horas después de llegar allí», declaró, «comenzaron a torturarme. Me pegaban con listines de teléfonos en la cabeza durante horas y luego me arrastraban de los pelos por la sala. Me obligaban a hacer flexiones constantemente y, cuando no podía levantarme por el cansancio, me subían de los pelos. Me hicieron el primer día y otros posteriores la «picana» y por lo menos en dos sesiones me dieron descargas eléctricas en las sienes y detrás de las orejas. No me dejaban apenas dormir y un día me hicieron «el quirófano» (medio cuerpo pendiendo de una mesa). Durante todos los interrogatorios me preguntaban acerca de un sobre que aseguraban que yo había entregado en Guernica, y si había curado alguna vez a algún herido de ETA; querían saber los nombres de los responsables de LAB y HASI y como se componía la dirección de Herri Batasuna. Antes de ponerme en libertad me amenazaron con matarme si declaraba que había sido torturado.»

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