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Se acentúa el mal ambiente

La pasada tanda ha registrado unos resultados francamente negativos, no tanto en lo referente a los descensos observados en los niveles de los cambios como en lo que respecta al deterioro del ambiente y falta de condiciones objetivas que permitan entrever la posibilidad de una recuperación de la actividad bursátil en un futuro inmediato.Efectivamente, a lo largo de las cuatro sesiones se fue produciendo un empeoramiento progresivo de la atmósfera que se respiraba en las inmediaciones del parquet, con el escaso dinero mostrándose aun más reticente que en semanas anteriores a tomar posiciones, y el papel creciendo en proporciones casi geométricas.

Para colmo, el viernes se produjeron antes de las diez los mortales atentados de la madrileña calle de Corazón de María, de tal modo que los primeros compases de la jornada vinieron determinados por un marcado ambiente de nerviosismo, en el que las escasas opciones compradoras prácticamente desaparecían, mientras el papel daba claras muestras de desorientación y se iniciaban carreras por ver quién era el último en marcar cambio.

Con todo, de este ciclo los comentaristas más experimentados no esperaban grandes sorpresas, si bien existía el convencimiento casi generalizado de que se mantendría el indio intersectorial por encima de la par. Por supuesto que no se contaba con los luctuosos sucesos de la última jornada, a la hora de emitir tales pronósticos.

Por lo demás, el mercado se mantuvo dentro de las coordenadas de suaves deterioros en los cambios y presencia de una oferta agazapada que aprovecha los menores respiros para realizar, que le vienen siendo común en las últimas semanas.

Quizá la nota más significativa haya resultado la mayor presencia de papel en los valores bancarios, quienes en las dos últimas sesiones se vieron fuertemente ofertados, hasta el punto de que en la jornada de cierre cuatro de entre los grandes ni siquiera llegaban a cubrir los porcentajes mínimos de oferta obligatorios para marcar cambio.

Asimismo merece un comentario aparte, en una semana como la pasada, en la que los temas noticiosos han escaseado en el salón de contratación, la mala acogida que están teniendo las emisiones de obligaciones convertibles y el efecto negativo fulminante que estas operaciones tienen en las cotizaciones de aquellas sociedades que las llevan a cabo. El ejemplo más claro es el de Motor Ibérica, valor que la pasada semana en el mercado madrileño tuvo serias dificultades para cotizar, a pesar de haber dejado más de un 15% tras el anuncio de su emisión de obligaciones. Resumiendo, diríamos que ha sido una tanda semanal poco afortunada.

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