Desacuerdo de Estados Unidos en la Conferencia del Mar
El boletín informativo de la misión diplomática norteamericana ante las Naciones Unidas en Ginebra destacó en su edición de ayer las afirmaciones hechas por el senador norteamericano Elliot Richardson, presidente de la delegación de su país en la Conferencia del Mar de las Naciones Unidas, en el sentido de que «no existe la menor posibilidad de que Estados Unidos ratifique el actual proyecto de tratado».
Estas declaraciones se producen a quince días del comienzo de la octava sesión de la Conferencia, en la que participan 140 países, y constituyen una confirmación de denuncias, ya planteadas anteriormente, sobre la acción emprendida por poderosas multinacionales, que apuntan a hacer fracasar la Conferencia.
El Congreso norteamericano exige la promulgación de una ley que «proteja unilateralmente los intereses de estas empresas», según se dice textualmente en el boletín informativo de la embajada; por otra parte, según la misma fuente, el senador Richardson declaró, en una actitud calificada de «poco diplomática» y «amenazante», por los observadores, que «los países miembros de la conferencia ya saben que la explotación de las riquezas submarinas ocurrirá de todas maneras, con o sin la firma de un tratado regulador, y que una reglamentación realista y aceptable debe proveer un marco que sea seguro para las inversiones de estas empresas».
Entre los abundantes recursos minerales de los fondos oceánicos se encuentran nódulos que están compuestos por manganeso, cobre, cobalto y níquel, depositados la mayoría de ellos más allá de las áreas de jurisdicción nacional de los países, y, como sostienen los congresistas estadounidenses, si bien la tecnología necesaria para extraer estos minerales no podrá ser aplicada hasta 1985, se hace absolutamente necesario proteger los intereses norteamericanos.
