El Opus Dei
Estaba yo leyendo un libro del hispanista francés Jean Bécarud, ahora editado por Taurus, donde hay unos artículos sobre el Opus Dei, y en esto que me llaman Martín Ferrand y Orosa, desde Prado del Rey:-Oye, que nos gustaría que en nuestro programa del viernes recomendases un libro para el fin de semana al personal.
-Vale, que vengan los currantes.
Hacia media tarde llegan los currantes con sus focos, cámaras, enchufes, cables, cibernéticas, despistes, retrasos y cosas. Me propongo recomendar a los ciudadanos del Estado español, instancias unitarias, autonomías y sitios el libro de Bécarud con sus artículos sobre el Opus, que en tiempos tuvo que publicar con el pseudónimo de Daniel Artigues. Hora es de que vaya el personal sabiendo qué y cómo es o era el Opus en España. A lo mejor los de la tele habrían preferido que recomendase El jardinero, de Tagore, o el libro de Semprún (que al fin y al cabo ataca a Carrillo, y eso también conviene para crear confusión), pero me ha salido así, qué le vamos a hacer. No me gusta mucho cómo he hablado, porque hay días que se levanta uno con la telegenia y días que no se levanta uno con la telegenia. Y no como Suárez, que es telegénico siempre. Espero que Bécarud hablará por mí.
-No sé si va a gustar mucho -me dice la señorita que viene siempre con los currantes, en estos casos.
Yo creía que, descabalgado de TVE mi amigo Ansón, ya se podría hablar alegremente del Opus por el aparato. Arias Salgado también es católico, pero de otra guerra. Y he aquí que de pronto me llaman a la mañana siguiente:
-Que le ha perdido tu sonido y no lo encontramos por ninguna parte.
¿Cómo ha podido perderse mi sonido, la voz de un clásico, en los archivos sonoros de Televisión Española? Serían capaces de perder una grabación de don Francisco de Quevedo en directo, si la obtuvieran mediante psicofonía. Debe ser un milagro de monseñor Escrivá desde su cielo. Monseñor me dejado mudo por hablar con blasfemia de la Obra, me ha quitado la voz, porque si tu lengua te hace pecar, arráncatela.
Y a Jean Bécarud imagino que le habrá hecho olvidar el mucho español que sabe. Como los católicos de Prado del Rey son muy laicos, insisten en grabarme otra vez la parida, y les digo que bueno, que sí, que vale, que vengan, pero no demasiado pronto ni demasiado tarde. Cuando escribo este soneto les estoy esperando, y quizá cuando esto se publique ya habrá salido al aire mi grabación sobre el Opus Dei. Habrá sido una victoria de la cibernética agnóstica y el borrador de la Constitución sobre el zascandileo milagroso del padre.
Bécarud sintetiza muy bien lo que el Opus fu ' e y se propuso en España durante la década prodigiosa o felices sesenta, que dicé Pedro Sempere: captación de las élites, paternalismo de camouflage sobre los obreros, tipo Tajamar, conquista del Estado a través de Carrero Blanco, ingeniería económica de Ullastres y López Rodó, dominación de la Iglesia en España mediante cerco doméstico a monseñor Antoniutti, y todo así.
Parece de acuerdo Bécarud, aunque los artículos de este libro ya no son recientes, en que el Opus ha conocido su decadencia en España a partir de Matesa o un poco después (la prudencia de Franco no dejó caer sobre ellos el peso de su mano parkinsoniana y jus ticiera hasta muy pasado el escándalo).
Como en la tele sólo me han dado minuto y medio para largar de unos señores que han poblado muchos años de la vida nacional, lo hago aquí y ahora un poco más por extenso, para que ustedes se vayan aclarando y lean a Bécarud este fin de semana. Que monseñor les bendiga.
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