_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La desprivatización del Metro, una nacionalización atípica

El Metropolitano de Madrid será desprivatízado en breve plazo, Se trata de una operación importante que tendrá profunda repercusión en la opinión pública y que será motivo de numerosos comentarios sobre el siempre polémico tema de las nacionalizaciones.El caso de la Compañia del Metropolitano de Madrid no parece un ejemplo típico de nacionalización. Se trata de un servicio público administrado por una compañia privada que cotiza en la Bolsa. Está financiado en sus obras de infraestructura (túneles, vías, etc.) por el Estado. Tiene tarifas intervenidas y controladas desde 1939 (antes eran libres). Ha dispuesto en los dos últimos años de créditos importantes a bajo coste del Banco de Crédito a la Construcción (oficial). Ha repartido siempre un discreto dividendo a sus accionistas, aunque en el último ejercicio tuvo que recurrir a las reservas para conseguirlo. Cotiza en estos momentos a setenta y con reducido negocio.

La empresa, en la que además de numerosos accionistas pequeños participan algunos grandes bancos como Banesto y Vizcaya, dice haber llegado al límite de sus posibilidades. Así lo explicó su presidente, Carlos Mendoza, en la última junta general celebrada en junio, y ha decidido tirar la toalla.

Desde hace más de un año representantes de la Administración y del Metro vienen estudiando la fórmula para desprivatizar el Metro y tratan de que el paso de esa actividad al Estado se enmarque en una política general para el transporte madrileño en la cual, lógicamente, el Ayuntamiento tierie algo que decir.

El justo precio

Estos estudios están prácticamente finalizados y lo único que queda es la decisión política de proceder y la determinación del justo pago a los actuales titulares de las acciones de la compañia.

Este será el primer punto delicado de Ia operación. El inmovilizado del Metro. según balance oficial, se acerca a los 14.000 millones de pesetas. Sin embargo, el valor bursátil actual de la sociedad no llega a los 1.700 millones de pesetas. Los rectores de la sociedad han insistido en que la actual cotización bursátil es excepcional y nada debe contar a la hora de fijar el llamado justo precio. Cualquiera que sea la forma definitiva de pago que se adopte tanto accionistas, como ciudadanos como empleados del Metro deben ser perfecta y detalladarnente informados de la misma.

Polémica nacionalizadora

Una vez producida la desprivatización el Municipio tendrá que convertirse en gestor del servicio público, realizar las inversiones necesarias para garantizar la seguridad del servicio cuestionada en los últimos meses. Acometer la terminación de las obras de infraestructura pendientes, ya que resulta que Obras Públicas prepara en estos momentos líneas más deprisa que lo que la empresa privada puede acondicionar para su entrada en servicio. Sanear la difícil situación de tesorería de la sociedad, ya señalada por su actual presidente.

Todo ello supondrá un importante reto para la capacidad empresarial del sector público que será políticamente utilizado por tirios y troyanos y para demostrar las bondades y maldades de la privatización y la estatalízación.

En este momento conviene señalar que el Metro no es una empresa privada desde el mismo momento en que el Estado tuvo que afrontar la costosa realización de sus infraestructuras. Ha mantenido la fórmula de sociedad anónima, ha repartido dividendos, ha cotizado en la Bolsa, etc., pero siempre ha dependido del Estado, tanto en su expansión (nuevas líneas) como en su financiación (nuevas tarifas).

La desprivatización que va a producirse de un día para otro no es una nacionalización sin más, sino el último paso de un proceso que empezó hace más de una década de traspaso al Estado de la responsabilidad del servicio de transporte urbano más importante de Madrid.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_