Los exiliados, preocupados por su regreso
A pesar de la denegación del pasaporte a Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista de España, anunciado el pasado día 25, tal comunicación, ayer por la mañana, no había llegado aún al consulado general de España en París. Por el contrario, la confirmación en el mismo sentido, por lo que se refería a Líster, hecha pública en el mismo momento que la del líder del PCE , llegó al mismo consulado el viernes último.Fuentes competentes, también próximas a los medios consulares, aseguraron que, después de la amnistía, los servicios consulares enviaron a Madrid, salvo error de dos o tres unidades, 260 solicitudes de pasaportes. Pero advirtieron que unas 60 habían sido repetidas, con lo que el número redondo sería de 200.
Hasta el viernes pasado, de las 200 solicitudes, 148 pasaportes ya fueron extendidos por haber sido aprobados. En un mitin celebrado ayer sábado, en París, a última hora, 150 refugiados políticos, entre los que se encontraban militantes del PC, del PTE, del FRAP, del MC, pero eran más numerosos los pertenecientes a los grupos izquierdistas, intentaron ponerse de acuerdo para celebrar una asamblea la semana próxima, con objeto de formular su acción para conseguir el pasaporte, enmarcan do esta acción en la que afecta a la liberación de todos los prisioneros». En este mitin se reconoció «un poco más de diligencia» por parte de las autoridades. Pero se plantearon problemas relativos a quiénes se les ofrece un documento que les permitiría ir a España a cumplir su servicio militar, y de manera general, muchos se dijeron desconfiados sobre su suerte el día que se encuentren en España. Es decir, parece que desearían garantías, hasta la fecha no ofrecidas, a su juicio.
Al anuncio, a través de los medios informativos, de la denegación de pasaportes a varios dirigentes de la oposición, Carrillo, La Pasionaria y Líster, entre otros, extrañó a muchos comentaristas, que no acertaron a descubrir «la correlación existente entre tal actitud negativa y las declaraciones oficiales, en especial la del presidente del Gobierno, Suárez, que con sus propósitos, con motivo de la visita que le hizo a Chirac recientemente, y días pasados, en lunas declaraciones alusivas a la democracia en España, en un semanario parisiense, hicieron pensar en que había llegado el fin de la guerra civil española».
Otro diario, de izquierdas, escribía ayer en un amplio comentario sobre el asunto: «la habilidad del Gobierno Suárez consiste en haber proclamado una amnistía ambigua en vísperas de las vacaciones de verano». Pero, según el mismo órgano, «la aplicación de la amnistía, con cuentagotas, sabiamente orquestada por una campaña de prensa que mantiene ansiosa a la opinión, le permitirán ganar tiempo.... pero, pasado agosto, la batalla por la amnistía total se iniciará de nuevo, porque nada podrá empezar verdaderamente en España mientras quede un solo detenido o un solo exiliado». Y, en general, un comentario se viene repitiendo después del anuncio de la visita oficial del Rey, en octubre inmediato: «este viaje pudiera acarrear sorpresas si el problema de la amnistía, de manera total, no se hubiera resuelto».
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