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Gameiro hace volar al Atlético de Madrid en Leverkusen

El francés confirma su buen momento y los de Simeone encarrilan los octavos con un 2-4 a domicilio

Gameiro celebra el gol de penalti. Vídeo: Simeone habla en rueda de prensa.Vídeo: FEDERICO GAMBARINI AFP / EFE
Ladislao J. Moñino

A mazazos de verticalidad, a cuchilladas de velocidad, el Atlético crujió al alocado Bayer Leverkusen en un partido que rozó la esquizofrenia. El marcador siempre fue a favor de los rojiblancos, pero su alteración, cada vez que el equipo local acortaba distancias, reabría el partido y la eliminatoria. Un tobogán goleador y de sensaciones propias de la vieja Copa de Europa. Fue un duelo por ver quién golpeaba más y mejor. Lo hizo el Atlético, aunque concedió dos goles. Una vez más quedó grabado que si fútbol es fútbol un equipo alemán es un equipo alemán. No hay que dejarles levantarse, porque entonces emerge ese gen que los convierte en irreductibles rebeldes contra la derrota. Encajó golpe tras golpe el Bayer, pero no desfalleció nunca. Se fue atrevido a por el Atlético y se encontró con un equipo que empleó la contundencia en el área de Leno que demandaba su entrenador. En la suya propia no tanto. Una vez más el equipo de Simeone ha vuelto a ser mejor en campo ajeno que en el propio. Y ya van unas cuantas veces en lo que va de curso. Con el 2-3 tuvo que refugiarse en su área, con la hinchada alemana rugiendo y jaleando cada embestida corajuda del animoso Bayer. Filipe Luis le sacó bajo palos a Chicharito el que pudo ser el empate a tres. Torres le propinó el último mandoble, que suponía el 2-4 y ahí ya sí partido y eliminatoria se decantaron para el Atlético.

Fue el Bayer ese equipo tan bonito de ver por momentos, como fácil de desmontar en gran parte del encuentro. Se levantó de la lona en esas dos ocasiones, pero fue crujido a mazazos de verticalidad por el Atlético. A cuchilladas de velocidad fue fundiendo la valentía desorganizada de la muchachada del vehemente Roger Schmidt. Lo hizo aupado a las galopadas de Gameiro, que fundió a los centrales del conjunto alemán. A Dragovic, en especial, lo reventó y lo dejó en evidencia en unas cuantas galopadas de velocista. Renacido en El Molinón, el delantero francés parece haber encontrado ese tranco explosivo y rompedor que se le esperaba. Autor de un gol, de un penalti que provocó y de una asistencia a Griezmann, formó su mejor actuación. Hizo volar a su equipo a la contra, ese viejo arma que tenso ensancha la sonrisa de Simeone, que había olido la sangre a la espalda de Toprak y el tráiler pinchado que fue Dragovic.

Fue Saúl, sin embargo, el que empezó a hacer saltar por los aires al Leverkusen. En el mismo estadio en el que se reventó un riñón hace dos años, firmó una jugada maestra. A la carrera se llevó a un balón y esperó la llegada de Wendell para recortarle para aplicar una rosca que se fue a la escuadra de Leno, que poco antes le había ganado un mano a mano a Griezmann. Wendell, a continuación, mandó un centro de Filipe al larguero, que anunciaba el festín goleador que se dio en el área de Leno.

Con ese gol a favor al cuarto de hora, cada escapada directa del Atlético hacía temblar la propuesta ofensiva del Leverkusen. Gameiro aprovechó un despeje atrofiado de Dragovic hacia campo propio lo corrió el francés a la par con Toprak, al que hizo girar varias veces en redondo. Dragovic, que se había rehecho también, se fue a por Gameiro y se olvidó de que Griezmann corría libre por el otro lado para fusilar con un remate duro y alto que no se le fue por poco. La pelota entró con violencia tras golpear con violencia la parte baja del larguero. Respondió el Bayer con una rosca de Kampl a la escuadra a la que voló Moyá. Con esa parada y la actuación de Gameiro, cobró fuerza la apuesta de Simeone por no acelerar la reaparición y Oblak y sentar a Torres.

Con 0-2 al descanso, el Atlético le dio vidilla al Leverkusen encajando en el primer minuto de la reanudación. Un centro atrás de Henrichs, que recogió un pase filtrado entre Giménez y Filipe, lo remachó Bellarabi. La respuesta del Atlético también fue inmediata. Gameiro protagonizó otra carrera supersónica para estrellar en la cruceta un derechazo tremendo. Al poco volvió a sacarle los colores a Dragovic, en otra exhibición de piernas y un caño que terminó en derribo. Fue fuera del área, pero el colegiado señaló penalti. Gameiro lo lanzó y acabó con ese maleficio con un tiro feo y por el medio, pero eficaz. De ese golpe también se levantó el Leverkusen, con el gol de Savic en propia meta. Pero volvió a mostrar la mandíbula y Torres se la rompió definitivamente de un cabezazo sibilino.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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