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Una cita vital para la Liga

El Barcelona, exigido por la clasificación, recibe a un Madrid cuya trayectoria ganadora comenzó precisamente con una victoria en el Camp Nou

Foto: Neymar y Messi, en el entrenamiento de ayer | Vídeo: llegada del Real Madrid a Barcelona.Foto: atlas | Vídeo: David Ramos Getty Images | ATLAS
Ramon Besa

El clásico siempre marcó tendencia y no necesariamente respetó la clasificación de la Liga. El Madrid de Zidane se explica precisamente a partir de su victoria sorpresa en abril pasado en el Camp Nou. Invicto durante 39 partidos, el Barcelona claudicó por 1-2 y convirtió un estupendo ejercicio en un fin de temporada agonístico que culminó con la conquista del doblete y la eliminación de la Champions. Un botín extraordinario empañado por el triunfo del Madrid en el estadio y después en Europa. Ahora es el Madrid el que regresa invicto a Barcelona —32 partidos— con seis puntos de ventaja sobre el Barça, más entregado que nunca al tridente y a Piqué, autor curiosamente del gol en el encuentro del Camp Nou.

El Madrid se siente más Madrid que nunca con Zidane, un entrenador cuya marca por más global que sea nunca desafió a la del club, como pasó con Mourinho. La sonrisa del francés le viene mejor a la entidad de Florentino que la ira de cualquier técnico, como quedó demostrado con Ancelotti, Del Bosque o Molowny. El equipo ha sorteado mil y un rivales y multitud de contrariedades porque no tiene más prioridad que la de ganar, circunstancia que obliga a tener una plantilla más que un equipo, justamente lo contrario de lo que le pasa al Barça.

El Madrid se siente más Madrid que nunca con Zidane

Los azulgrana no acaban de completar un buen partido que ayude a levantar la moral después de descontar unos cuantos puntos, siete en el Camp Nou. A excepción de Umititi los fichajes todavía no han cuajado y las lesiones han limitado el margen de actuación de Luis Enrique. Alba, Piqué e Iniesta, indispensable para coser al plantel, llegan muy exigidos al encuentro, y si hay alguna duda en la alineación es política: ¿jugará Mascherano de lateral y Umtiti formará en el eje con Piqué o Sergi Roberto sustituirá a Rakitic? No es una duda cualquiera porque el Madrid siempre atacó bien en el Camp Nou, con delanteros y laterales, la última vez con Marcelo. La lesión de Bale, un futbolista capital para atacar los espacios, parece por tanto un alivio para el sistema de contención de Luis Enrique.

Al Barça le cuesta meter goles desde que se encomendó al tridente y disminuyó el caudal rematador de Luis Suárez. Juegan los barcelonistas a ratos, de forma discontinua, necesitados del hilo de juego y de la pausa de los volantes, ninguno como Iniesta, el jugador que le da identidad al Barcelona. Los números exigen en cualquier caso un respeto hacia los azulgrana, que habitualmente han sabido sobreponerse a la adversidad, ganadores de seis de los últimos ocho campeonatos de Liga. El propio Luis Enrique sobrevivió a la crisis de Anoeta que le enfrentó a Messi y después a la derrota del Madrid en el Camp Nou. Ocurre que el desgaste del asturiano ha ido en aumento, hasta el punto que ahora mismo no se sabe si renovará en junio o concederá un tiempo más de gracia, como ya pasó con Guardiola.

Tampoco ha renovado Messi. Hay la sensación de que el barcelonismo necesita de un triunfo de impacto para renovar su fe en el proyecto de Bartomeu. Así dispuesto, el marco invita también al Madrid a una victoria indiscutible para agrandar las dudas del Barcelona. La cita tiene por tanto un tono grandilocuente, como si se tratara de una final para el Barça.

Exigido por la clasificación, al Barça no le queda más remedio que volver a atacar

Papeles cambiados

A diferencia de los madridistas, a los azulgrana siempre les costó ir a remolque de su rival y habitualmente necesitaron del buen juego para ganar títulos: la conquista de la Liga ha ido asociada siempre a la Champions, nada que ver con lo que le ocurre al club de Florentino. El marco invita a constatar si es verdad que el Barça se parece cada vez más al Madrid y el Madrid al Barcelona, ni que sea por el protagonismo de los volantes en el equipo de Zidane y de los delanteros en el de Luis Enrique, circunstancia que no ha pasado desapercibida para el técnico —“a veces nos aceleramos demasiado”— ni para Messi: “Necesitamos estar juntitos y ordenados”.

Exigido por la clasificación, al Barça no le queda más remedio que volver a atacar después de un tiempo de contraatacar y de dar velocidad a la pelota más que contar los kilómetros que recorre Messi. El Madrid, en cambio, juega de mil maneras diferentes en función de su nómina de futbolistas y de las características del rival, también si se trata del Barcelona. No le ha ido mal al equipo blanco en el Camp Nou de la misma manera que el Barcelona se bate muy bien en el Bernabéu.

Los azulgrana son al fin y al cabo los campeones de Liga y, por tanto, están dispuestos a defender su hegemonía a partir de su duelo con el Madrid, un encuentro cuya expectación será máxima porque interesa a cerca de 200 países y a más de 600 millones de espectadores, una muestra más de que el clásico parece el partido definitivo para la Liga.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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