Real Madrid: Bale se suelta
El jugador galés afronta su cuarto año en el Madrid lleno de confianza y con el objetivo de asentarse entre los mejores del mundo
Uno de los grandes problemas que se planteaba el Real Madrid cuando incorporó a Gareth Bale era su integración a un nuevo estilo de vida y de fútbol. Los jugadores británicos, muy arraigados a sus costumbres y a la cultura futbolística de las Islas, siempre han sido poco propensos a buscar aventuras en el extranjero. Bale no tuvo ese problema. Tuvo muy clara su salida de la Premier para jugar en el Real Madrid. Abandonó su zona de confort para consagrarse en el que consideraba el club más grande del mundo pese a que el Manchester United le ofreció más dinero.
Tres años después de su llegada, Bale parece adaptado al juego y a la vida española. Reconocido ya como una de los grandes estrellas del fútbol mundial, su confianza y su soltura se plasman cada vez más en el campo. Fuera del tapete, ante los medios, también se le aprecia ya tranquilo y con confianza.
Bale ha convertido sus escuetas respuestas en largas explicaciones. El jugador huidizo y tímido de sus primeros meses es ahora un chico más confiado y abierto. Igual habla sin miedo, sobre su club, que de su selección o de sus rutinas antes de entrar al campo. “Escucho música y trato de visualizar lo que quiero hacer el campo”, asevera.
Bale ha incrementado la confianza en su juego en los últimos meses, en los que ha conseguido aumentar su producción ofensiva. El pico lo alcanzó con Gales en la Eurocopa del pasado verano, donde fue el estandarte de una selección que hizo historia al alcanzar las semifinales en su primera participación. Bale respondió a las expectativas y a las ilusiones de sus compatriotas con un torneo fantástico en el que ejerció de todocampista. Tres goles y su liderazgo le consagraron como uno de los mejores jugadores de la Euro.
Por primera vez en su carrera, Bale se coló entre los tres mejores jugadores del año para la UEFA.
Una situación similar vivió en el último tramo de temporada con el Real Madrid. Con Cristiano Ronaldo lesionado y Benzema entre algodones, el atacante asumió todo el peso ofensivo del equipo. Zidane y el Madrid confiaron en el galés todas las aspiraciones de conquistar títulos. Bale no se arrugó ante el reto. Asumió el papel de referente con seis goles y dos asistencias en los últimos dos meses.
Su rendimiento en el Madrid y en la Eurocopa le permitieron elevar un peldaño su caché como futbolista. Por primera vez en su carrera, Bale se coló entre los tres mejores jugadores del año para la UEFA. En unas semanas aparecerá entre los elegidos para estar en el podio del Balón de Oro. El objetivo de Bale pasa ahora por mantenerse entre los grandes. De vuelta a la banda derecha, Bale tiene que tener la capacidad de asumir responsabilidades jugando junto a Cristiano, que regresará el sábado ante Osasuna, y alcanzar una regularidad cortada estos años por las lesiones.
Años difíciles
De momento, ha empezado como terminó, siendo clave en el Madrid y liderando a Gales. Con su club se estrenó en Anoeta (0-3) con dos goles —uno en el primer minuto de partido y otro en el último— en el primer partido de Liga. Lo mismo hizo con su selección, con la que firmó un doblete y una asistencia en el debut de la fase de clasificación para el Mundial 2018 ante Moldavia (4-0).
Nada que ver con los tiempos en los que su rendimiento fue muy cuestionado. Sus problemas para mezclar y asociarse al juego colectivo y algún fallo en momentos puntuales provocaron algunos pitos en el Bernabéu. Ahora la grada le respeta tras los altibajos en su rendimiento. En su primer año, con Ancelotti, levantó la Champions y la Copa del Rey, marcó en ambas finales, y terminó con 22 goles y 19 asistencias en 3.228 minutos repartidos en 34 partidos. Una primera temporada con esas cifras hacía presagiar un incremento propio de una mayor adaptación en la segunda. No fue así. Bale vivió su peor momento en ese segundo año que el Madrid cerró sin grandes conquistas y con sus peores registros individuales.
Ese mal año hizo crecer las dudas en torno a su figura. Arrancó el curso pasado pidiéndole a Benítez jugar por el centro, donde no cuajó del todo. Zidane, a su llegada, le devolvió a la banda y Bale mejoró. Sus números, 19 goles y 15 asistencias en 2.412 minutos (31 partidos) fueron el presagio de esa soltura que se vio en la Eurocopa y en este arranque de temporada.
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