La semana del Mont Ventoux
La ascensión al gigante de Provenza el jueves, 14 de julio, marca la segunda fase del duelo Froome-Nairo
“El Tour es un mano a mano que se ganará con las piernas”, dice Nairo Quintana, quien quiere ganarle al defensa Chris Froome como un asesino profesional, desapasionado, cerebral y paciente.
Froome, el ciclista que le pudo a Nairo los dos años que se cruzaron, 2013 y 2015, como entonces pasó el primer día de descanso en los Pirineos vestido de amarillo. La segunda semana girará en torno al gigante de Provenza, el Mont Ventoux, que se escalará el jueves, donde la fuerza tranquila, fría, de Nairo puede verse multiplicada por la pasión y el deseo que le despiertan “una cumbre mítica” en la que nunca ha levantado los brazos un colombiano; donde el carácter defensivo que quiere dar a su carrera el inglés puede que se olvide un día por los recuerdos gozosos que le trae el paisaje lunar, las piedras blancas refulgentes y el viento del desierto en la cara donde triunfó en 2013.
“Estoy donde quiero estar. Tácticamente es muy bueno estar de amarillo y para la moral del equipo es magnífico”, dice el inglés. “Son los otros los que tienen que venir a quitármelo”. La táctica nace de la necesidad y del modelo Sky, un equipo invulnerable cuando posee el amarillo. Históricamente la tercera semana, mientras Nairo parece mejorar, Froome va a menos, con tendencia a enfermar y a debilitarse, como si su delgadez extrema, casi en el borde de lo anoréxico, no aguantara su fuerza y su coraje más que unos días antes de empezar a resquebrajarse. El éxito de su táctica en las dos ocasiones anteriores estaba prescrito por la gran diferencia sobre Nairo con que salió Froome de los Pirineos. En 2013 fueron 3m16s, ventaja que amplió hasta 4m 20s en París gracias a dos contrarrelojes y al Ventoux y pese a perder 2m 38s en los últimos tres días alpinos; en 2015 fueron 2m 2s, que se quedaron en 1m 12s en París después de que Nairo le descontara 1m 58s en los dos últimos días alpinos. El día de descanso de 2016 Nairo mira la general y se frota los ojos: Froome le saca 23s solo. ¿Quién está donde quería estar?
“En los dos Tours anteriores, Froome solo pudo en los mano a mano en montaña con Nairo en tres ocasiones, y en las tres mi corredor había hecho esfuerzos excesivos antes: en Ax y en el Ventoux, en 2013, y en Arette, en 2015”, dice Eusebio Unzue, el director del Movistar. “Y este año, subiendo no le ha podido sacar ni un segundo y la diferencia entre ellos se debe a los 13s más la bonificación del descenso del Peyresourde en el que cometimos una distracción”.
Otro detalle que debería alarmar a Froome, a quien corredores neutrales ven más nervioso e impaciente que en Tours anteriores, es el de que no solo el líder del Movistar le ha resistido en los Pirineos. En 2015, cuando estaba a 3m 9s, Nairo era tercero. Solo Van Garderen se interponía entre él y el líder. Este Tour de los 23s, el colombiano es cuarto. Entre medias están, a 16s, el inglés Adam Yates, espléndido con su mentón remendado después el golpe del hinchable del último kilómetro en el Lago de Payolle, y, a 19s, el irlandés Dan Martin. La igualdad extrema la indica también el hecho de que entre Froome y el 10º, Valverde, solo hay 61s, la menor diferencia de la historia cumplidas nueve etapas.
Todo reventará en el Ventoux, donde Nairo sufrió más que nunca en su vida en 2013, cuando desfalleció nada más llegar, a 29s de Froome, y donde, anunció ayer, quiere ganar, y donde no tienen ventaja quien va a rueda, tan lento se sube. Quizás entonces, el jueves, deje de tener sentido la pregunta que hasta Froome repite, ¿por qué no atacas, Nairo?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.