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Ingratas tablas

El Granada, que sigue colista, rescata un punto en la recta final ante un Deportivo blando

El deportivista Lucas Pérez protege la pelota ante Fran Rico, del Granada.
El deportivista Lucas Pérez protege la pelota ante Fran Rico, del Granada.Cabalar (EFE)

Como cabe esperar de un deporte que se juega con los pies y un esférico, el fútbol premia en ocasiones cuando no se merece. Algo de eso ocurrió en Riazor con dos contendientes que encontraron el gol en los momentos que menos lo enfocaron. Igual es lo lógico entre quienes se debaten en la magra pelea por la permanencia que ocupa a la mitad de los equipos que conforman el campeonato. Ahí siguen y previsiblemente seguirán Deportivo y Granada, en perenne constipado porque la manta corta del balompié apenas les tapa. Igualaron en un partido con más goles que fútbol, resultado que no cubre expectativas: el Granada sigue colista y no gana un partido desde la cuarta jornada, el Deportivo, que aspiraba a aprovechar tropiezos ajenos y ganar distancia en la clasificación respecto a la cola, no logra ni siquiera igualar la diferencia de goles respecto a su rival. A estas alturas ya ambos deben haber intuir que pocas cosas salen como se esperan.

El Deportivo tuvo el triunfo en la mano durante bastantes minutos, el Granada pudo llevárselo en una acción final en la que sembró el pánico en el área local, pero nadie expuso argumentos de peso como para definirse como ganador en un partido alumbrado con luces cortas, abanicado a base de errores. Fueron los fallos los que le dieron vida, los que provocaron sus virajes. El primer volantazo casi echó al Deportivo del sendero por el que esperaba transitar. Aletargado, con una falta de intensidad y de atención inexplicable en un equipo que se juega media vida, los chicos de Víctor Fernández invitaron al Granada a entrar hasta la cocina de Riazor. Le dieron una alegría a Piti, que desde su posición predilecta de mediapunta pudo cantar gol por primera vez en diez meses, una belleza además porque extrajo toda la clase de su zurda para colocar una rosquita en la red, uno de esos remates que se sueñan desde la frontal. El paso del partido mostró que a Piti no le sobra aliento, pero la zaga deportivista le dio tiempo y espacio para lucirse mientras lo tuvo.

Deportivo, 2-Granada, 2

Deportivo: Fabricio; Juanfran, Lopo, Sidnei, Luisinho; Álex Bergantiños, Juan Domínguez; José Rodríguez (Laure, m. 73), Lucas Pérez (m. 56, Luis Fariña), Cavaleiro; y Oriol Riera (Toché, m. 64). No utilizados: Lux, Insua, Medunjanin y Cuenca.

Granada: Oier; Foulquier, Babin, Maiz, Insua; Iturra, Fran Rico; Robert Ibáñez, Piti (Rochina, m. 65), Lass (Juan Carlos, m. 62); y El Arabi (Córdoba, m. 73). No utilizados: Roberto, Javi Márquez, Marcelo y Rubén Pérez.

Árbitro: Del Cerro Grande. Expulsó a Luis Fariña (m. 86). Amonestó a José Rodríguez, Juan Domínguez, Lucas Pérez, Juan Carlos, Fran Rico y Córdoba

Goles: 0-1. m. 6. Piti; 1-1. m. 33. José Rodríguez; 2-1. m. 37. Lucas Pérez; 2-2, m. 83, Robert Ibáñez

Riazor. 18.827 espectadores.

El gol dañó al Deportivo, pero el Granada cometió entonces su pecado porque no supo explotar la debilidad mental de su oponente, desacertado, alterado por la desventaja, apurado porque justo cuando esperaba ofrecer buenas noticias, con casi todo el plantel disponible por primera vez tras muchas jornadas, se encontró con un gol en contra. Se anquilosó el Deportivo, expuesto una vez más al burbujeo de Cavaleiro, futbolista que da su mejor rendimiento cuanto menos toca la pelota o trata de ayudar en la circulación, cuando va al espacio. Se empeñó en participar y el equipo no sólo se atrancó sino que perdió colmillo, desdentado hasta que desde la grada, que al contrario que hace un par de temporadas ya no pasa una, brotaron los pitos. Surgió entonces el orgullo y en esa tesitura siempre se encuentra a Álex Bergantiños, autor de los dos mejores pases de un partido sin pasadores. El primero sirvió para que naciese el primer empate, el segundo pudo ser la sentencia si Fariña atina en su control. Bergantiños tuvo la pausa y la visión perpendicular de la que otros carecieron. Marcó José Rodríguez y el Deportivo se comenzó a quitar una losa que acabó de sacar Lucas Pérez, trabajador como se le supone, pero también fino e intencionado. Diferente. Volvió a marcar en su reaparición como titular tal y como lo hiciera en su debut ante el Valencia. Adelantó al Deportivo y castigó al Granada, que se cayó tras un mal control de El Arabi aprovechado por Sidnei para lanzarse hacia la meta como el delantero que un día soñó ser. Grandullón y contundente, el central brasileño tiene alma de wing argentino.

Era la primera remontada en lo que va de campaña para el Deportivo, pero el partido pronto se puso peligroso para sus intereses. Abel Resino expuso su munición sobre todo con Rochina tras el punta, que algo de talento no sobraba en el césped. No apretó el Granada a Fabricio, pero flotaba una falta de contundencia que invitó a una nueva igualada. Penó el Deportivo por no aprovechar sus opciones, una fabricada en solitario por Luis Fariña, otra clarísima de Toché tras una imprecisión de Oier a la salida de un córner. Y careció de la prudencia para no cometer faltas que provocasen situaciones en su área. En la última de una larga lista de nuevo faltó fiereza en el juego aéreo y tras dos toques de jugadores del Granada la pelota le cayó a Ibáñez, que remató a la red. Llegó entonces el desasosiego, Fariña se expulsó al caer en una trampa que le tendió Fran Rico y responderle con una leve bofetada que tumbó como si fuese un Tyson de Villa Fiorito al centrocampista gallego del Granada. “El sistema nervioso está disparado y tenemos que saber controlarlo”, glosó al final Víctor Fernández. El error individual del argentino lo pagará el colectivo porque la previsible sanción a su mejor futbolista le dejará de nuevo sin él justo cuando acaba de salir de su segunda lesión de la temporada, un desastre para el Deportivo porque si algo dejó claro el partido, es que a estos niveles, en la lucha por la permanencia, una mínima pizca de talento cunde como el mejor perfume.

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