_
_
_
_
'CASO NEYMAR' | CAMBIO EN LA PRESIDENCIA AZULGRANA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El ‘círculo vicioso’ del Barça

Ramon Besa
Bartomeu abraza a Rosell tras su dimisión.
Bartomeu abraza a Rosell tras su dimisión.Alejandro García (EFE)

Agrade o disguste, la condición de més que un club ayuda a entender por qué el barcelonista va por caminos no convencionales, distintos a los de clubes que tampoco son sociedades anónimas como el Madrid. Así se explicaría que una candidatura que reunía a los poderes fácticos del país perdiera las elecciones de 2003. A Lluís Bassat, aspirante consensuado a la presidencia, de nada le sirvió el apoyo del poder político (Miquel Roca), económico (Salvador Alemany), deportivo (Pep Guardiola), institucional (Evarist Murtra) y financiero (Carles Tusquets). El socio entendió que la sociedad civil había pasteleado una directiva que defendía el status quo con figuras amables bien relacionadas con el mundo y en las elecciones se entregó a un plantel de jóvenes que simbolizaban un cambio radical en el Barça. El señuelo de Beckham despertó a los socios, convencidos de que podían alcanzar la gloria con el liderazgo de Joan Laporta, la mochila de Ferran Soriano y el álbum de cromos de Sandro Rosell, tras la tristeza enfermiza y contagiosa de Joan Gaspart, exvicepresidente con Josep Lluís Núñez, familiarizado con la construcción, al igual que Enric Reyna.

No quedó ni rastro del pasado y el círculo virtuoso ha funcionado estupendamente durante más de una década que ha cambiado la historia del club: 2003-2014. Amigos por conveniencia al inicio, ni que fuera por coincidir en identificar al rival, los tres se han hecho la vida imposible hasta constatar que los egos no solo destrozan a un equipo sino que pueden dinamitar una institución. La pelea y la intriga han neutralizado finalmente a Laporta, Soriano y Rosell, cuyo único vínculo ahora es el judicial. Laporta difícilmente capitalizará a la oposición, Soriano está en el Manchester City y Rosell acaba de abandonar la presidencia después de un ejercicio que resume las cuitas y el cainismo propios del Barça.

Ha sido tanta la inquina, los personajes interpuestos, los pleitos y los rehenes, que resultó agradable escuchar a un presidente que se expresaba con naturalidad

El mandato de Rosell ha tenido tics tan nuñistas que al final también se ha ido a partir de una noticia en un diario —ahora conseguido por La Vanguardia y antes por Mundo Deportivo—, como si se sintiera igualmente despechado y derrengado, descamisado el lunes y abatido el jueves, entregado a su sufrida familia, víctima de las medias verdades y medias mentiras y de sus enemigos, esclavo de su programa, de la presión que supone predicar la transparencia y la unidad, para después cumplirlas y no burlarlas, depositario de las tablas de la ley. Tal que fuera Poncio Pilatos, ningún acto le retrató mejor que su voto en blanco en la asamblea de compromisarios que nada más llegar al cargo aprobó la acción de responsabilidad contra Laporta.

Ha sido tanta la inquina y la malediciencia, aparecieron tantos personajes interpuestos (Vicenç Pla, Robert Blanc, Oriol Giralt, Jordi Cases), se han contado tantos pleitos y hecho tantos rehenes, que ayer resultó agradable escuchar a un presidente que se expresaba con naturalidad, sin retranca ni miedo y que echaba las mismas cuentas que un aficionado de la calle, como si no formara parte de ningún plan, por más sustituto que sea de Rosell. Aunque todavía no tiene liderazgo, se duda de su legitimidad, está encadenado a la pelota y depende del control social, Bartomeu aspira a ganarse la continuidad a partir de la normalidad, tal que que fuera el socio que demandó a Rosell. No es mala idea. Igual resulta que no molesta a nadie del Barça y tampoco a un poderoso como Florentino.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_