Juegan con nuestros sentimientos
Las series juegan con nuestros sentimientos. En realidad, de eso se trata, porque su objetivo es conectar con el público de alguna forma, lograr algún tipo de reacción: interés, risa, llanto, adicción, inquietud... Pero hay dos series que ahora están maltratándonos emocionalmente de forma especial: The Walking Dead y The Leftovers. Cuánto les gusta hacernos sufrir.
(Detalles de lo que llevamos de temporada de The Walking Dead y The Leftovers)
La serie de los zombis dejó a sus seguidores pendientes de un hilo en el tercer capítulo de la temporada. ¿Qué había pasado con Glenn? ¿Ha muerto? ¿Se ha salvado de alguna forma misteriosa? ¿Eran suyos esos intestinos que degustaban con avidez los caminantes? Con los fans divididos entre los que ya empezaron a asumir la desaparición del personaje y los que siguieron manteniendo la fe en que siga con vida, el asunto quedó en el aire hasta la siguiente semana. Llegó el día y, sin embargo, The Walking Dead volvió a cambiar el punto de vista para contar el pasado de Morgan y cómo llegó a transformarse en el hombre que es ahora. Eso sí, los espectadores notaron rápidamente que el nombre de Steven Yeun, el actor que interpreta a Glenn, había desaparecido de los títulos de crédito. Pero ni rastro de su historia en el capítulo. A esperar otra semana más.
Pero llegó el siguiente lunes y otra vez las esperanzas de los fans de encontrar respuestas fueron en vano. En Alexandria se especula sobre el destino de Daryl, Michonne y, sobre todo, Glenn. Pero ninguna pista real. Los guionistas saben lo que se hacen. La audiencia de la serie ha aumentado con la expectativa de conocer el destino de Glenn. Lógico que quisieran alargar la agonía. ¿Tendremos que esperar hasta el final de la primera parte, dentro de tres capítulos? ¿O hasta que entre en escena el malo malísimo Negan (interpretado por el actor Jeffrey Dean Morgan, como se ha confirmado esta semana)?
Lo de The Leftovers es más grave todavía. Ya su primera temporada había sido un puñetazo emocional directo a donde más duele. Sobre todo a medida que iban pasando los capítulos. Pero su segunda entrega está superando las expectativas. Capítulo tras capítulo consigue desmontar a los espectadores mostrándose como la serie más triste, desesperanzada y emocionalmente perturbadora del panorama actual. Eso si se habla de sentimientos, porque cuando se empieza a ahondar en referencias religiosas o filosóficas da vértigo. Tremendo el recital que están dando, y solo acabamos de pasar el ecuador de la temporada.
Ya hablamos del arranque, de esos primeros minutos que te descolocan sin saber qué está pasando, de esos dos capítulos que cuentan el mismo día desde dos puntos de vista diferentes. Luego salimos de Miracle/Jarden para conocer el destino de la mujer e hijo de Kevin. Después, vuelta a la historia principal y a esas visiones de un protagonista que cada vez es menos protagonista. Un nuevo cambio de perspectiva para marcarse otro episodio enorme centrado en Matt (Christopher Eccleston) y lleno de detalles para analizar (qué tristísima suena Regina Spektor al final del capítulo). El episodio de esta semana da una nueva vuelta de tuerca, con otro recital interpretativo de dos actrices en estado de gracia: Regina King y Carrie Coon.
Lo mejor que está teniendo el arranque de estas dos series es que no sabes con qué te vas a encontrar la siguiente semana (sobre todo en el caso de The Leftovers). Son dos series que no tienen nada que ver entre sí pero que se están marcando, cada una a su forma, un arranque de temporada a gran nivel. Y que, sobre todo, están demostrando que les gusta jugar con nosotros, dejarnos con el corazón en un puño, hacernos sufrir, enfadarnos, agonizar, llorar. Al fin y al cabo, sentir.
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