El Partit Demòcrata intenta imponer su nombre en los grupos de CiU
Demòcrates y Unió se niegan a asumir un nuevo nombre sin que se reconozcan sus marcas
El Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat) trata de imponer su nombre como designación de grupos municipales, de consejos comarcales y de las diputaciones en los que está presente, que todavía conservan el nombre de la federación Convergència i Unió (CiU), como se presentaron a las últimas elecciones locales. La formación ha enviado una circular a los grupos en el que se incluye un formulario para demandar el cambio. Su estrategia, no obstante, no ha gustado a sus socios, Demòcrates y Unió, que quieren salvar su marca. El PDECat niega que se trate de una “imposición” y defienden que “en cada caso habrá una solución”.
Fuentes de Demòcrates de Catalunya, escisión independentista de Unió, aseguran que bloquearán la medida. También Unió exige que su nombre figure en la nueva denominación aunque recuerda que Demòcrates no tiene los mismos derechos, porque no figuraba en la coalición electoral. Fuentes del Partit Demòcrata defienden que la medida está vinculada a su refundación y que tiene lógica, porque en determinados ayuntamientos ya no está representada ni Convergència ni Unió.
La nueva Convergència tiene en mente ese cambio de designación desde, al menos, el pasado mes de noviembre. Pero no fue hasta el 9 de enero cuando envió un correo a sus grupos municipales instando a solicitar a sus respectivos ayuntamientos un cambio de nombre y un formulario base para poder hacer la petición formal. Según esa circular, se denominarán Partit Demòcrata y asumirán las siglas PDECat. El motivo alegado es la disolución de la federación que está en marcha. El correo lo firman David Saldoni y Lluís Guinó, responsables del área local en la dirección del partido.
El correo electrónico remitido da por hecha la posible conflictividad con la que puede chocar la medida, ya que incluye un número de teléfono para estudiar cada caso. Eso es justamente lo que ha sucedido al menos en el Ayuntamiento de Barcelona, donde tanto Gerard Ardanuy (Demòcrates) como Sònia Recasens (Unió) quedarían afectados. Para que se pueda hacer efectivo el cambio es necesario que así lo demanden todos los miembros del grupo.
“Lo relevante es ganar el referéndum y no estas cosas que hace el PDECat para reivindicarse tras su refundación”, explicaron fuentes de Demòcrates, mientras que desde Unió sospechan que el PDECat quiere proyectar su marca tras abandonar el nombre de Convergència. Demòcrates tiene actualmente 140 concejales en toda Cataluña mientras que Unió, en concurso de acreedores, cuenta con unos 200 cargos electos. En algunos casos, como en Figueres, hay dos concejales de la formación en el Gobierno.
El grupo municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona pidió al secretario municipal un informe para aclarar la posibilidad del cambio de designación y qué sucedería si uno de sus concejales abandona el grupo.
El documento de respuesta tiene 14 páginas y a la primera pregunta responde que el grupo en cuestión debería escribir a la alcaldesa la solicitud de cambio de nombre firmada por la totalidad de los integrantes del grupo. Sobre la segunda cuestión, señala que desde 2003 la ley de modernización de los gobiernos locales prevé la figura de los concejales no adscritos. Y que la ley deja amplio margen de regulación de esta figura a los reglamentos orgánicos de cada corporación. El informe apunta que la pregunta de CiU no detalla ni de cuántos regidores está hablando ni de qué grupo, pero asegura que los concejales adscritos tienen todos los derechos políticos del resto pero que no disponen de los recursos económicos y materiales de los grupos municipales.
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