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Carmena reserva para los musulmanes parte del Cementerio de Carabanchel

La normativa sanitaria regional impide a los mahometanos enterrar a los fallecidos sin féretro

Carmen Pérez-Lanzac
Cementerio de Carabanchel Alto.
Cementerio de Carabanchel Alto.Samuel Sánchez
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Madrid to give over part of city cemetery to Muslim community

El Cementerio de Carabanchel Alto será el primero de la capital donde los musulmanes podrán enterrar a sus fallecidos conforme a sus ritos religiosos. El Ayuntamiento que encabeza Manuela Carmena (Ahora Madrid) reservará 10.000 metros cuadrados de este camposanto, hasta ahora católico, a los mahometanos, según avanzaron ayer fuentes municipales a EL PAÍS. El problema radica en que los musulmanes reclaman enterrar a sus seres queridos en contacto directamente con la tierra, algo que prohíbe la normativa sanitaria. El Consistorio afirma que intentará negociar con la Comunidad este aspecto. El Gobierno regional de Cristina Cifuentes (PP) admitió ayer que lo estaba estudiando y que se habían encargado informes técnicos. 

El Ayuntamiento reservará a finales de año parte del Cementerio Sur al colectivo musulmán para que puedan hacer enterramientos según sus rituales. Fuentes municipales calculan que la operación se llevará a cabo a finales de año justo cuando la Empresa Mixta de Servicios Funerarios vuelva a manos del Ayuntamiento, que será el encargado de gestionar los entierros musulmanes y católicos. Actualmente, el 51% de sus acciones pertenecen a la empresa privada Funespaña.

Tras meses de negociaciones, la alcaldesa, Manuela Carmena, ha decidido prestar y no ceder, como pedían la comunidad musulmana, 9.500 metros cuadrados del segundo mayor cementerio de Madrid, en Carabanchel Alto. El terreno se ha calculado teniendo en cuenta la demanda esperada, pero aun no esté decidida su ubicación en el cementerio. Los musulmanes podrán enterrar a sus fallecidos siguiendo su rito: recostados a la derecha, envueltos en paños blancos, mirando a La Meca y pegados a la tierra. Sin embargo, el decreto 124/1997, de octubre, que aprobó el Reglamento de Sanidad Mortuoria, lo prohíbe. Los enterramientos han de hacerse en un féretro y con unas características homologadas .

En Madrid viven 200.000 musulmanes y es una de las regiones con mayor población islámica. Sus representantes vienen haciendo esta reclamación desde hace años, pero la ley de sanidad mortuaria de la Comunidad de Madrid no permite enterrar sin determinadas medidas de seguridad para evitar contaminaciones de acuíferos o epidemias. Las condiciones para los enterramientos, traslados de cadáveres o cremaciones son muy rigurosas.

El presidente y el secretario general de la Unión de Comunidades Islámicas, Riay Tatary Bakry y Helal-Jamal Abboshi, alegan que la normativa ya se ha cambiado en Andalucía, donde están ocho de los 24 cementerios musulmanes de España. En el resto, los entierros se hacen, pero no con el cuerpo el contacto con la tierra, sino echando tierra en el féretro o con un agujero en el féretro, un punto intermedio que consienten muchos musulmanes.

“En aras al respeto a la variedad, habrá 9.500 metros cuadrados reservados cuando el cementerio sea de gestión pública”, dice una portavoz del Ayuntamiento. “El cambio se hará acorde a la normativa vigente o haciendo los cambios necesarios en la misma. Estamos en contacto con la Comunidad de Madrid para estudiar posibles modificaciones”, dice la portavoz.

Hasta ahora en Madrid solo había un cementerio musulmán, el de Griñón, donde descansan los caídos de la Guardia Mora de Franco, que durante muchos años funcionó a su libre albedrío y enterraba a los muertos que así lo solicitaban directamente sobre la tierra y por un precio de entre 50 y 100 euros. Pero cuando el cementerio pasó a manos del Ayuntamiento en 2014, aplicó la ley de sanidad mortuoria de Madrid, que obliga a enterrar con féretro, y subió las tarifas a 1.960 euros.

Hace un año, un portavoz de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid descartó hacer una reforma legal a la andaluza. “No vamos a acometer un cambio legislativo hasta que cambie la legislación a nivel nacional. No vamos a cambiar nada unilateralmente”, declaró a El País. La comunidad musulmana exige entierros que respeten su rito, como se comprometió el Estado en los acuerdos de cooperación hace 20 años. Lo que piden es un cambio en las ordenanzas municipales de sanidad mortuaria con el fin de que puedan enterrar en tierra directamente sólo con el sudario.

Además, la Unión de Comunidades Islámicas de España ha destacado ante la alcaldesa Manuela Carmena que ya son 1,3 millones de musulmanes en España y han pedido un local para su sede en la capital.

El Cementerio Sur, con 70 hectáreas, es el segundo más grande de Madrid, tras La Almudena. Además de este hay otros cinco cementerios en Carabanchel: el de Carabanchel bajo, el británico, el de San Justo, el de San Isidro y el de San Lorenzo.

Hace ya diez años, el Ayuntamiento de Madrid llegó a anunciar la cesión de una parcela de 10.000 metros cuadrados en el Cementerio Sur para la realización exclusiva de enterramientos islámicos. Pedro Calvo, entonces concejal de Seguridad y Servicios a la Comunidad, del Partido Popular, fue el encargado de hacer el anuncio, a propuesta del PSOE, que pedía un camposanto para las personas que siguen los preceptos del Corán.

Calvo señaló que la Administración local y el Centro Cultural Islámico de Madrid habían mantenido numerosos encuentros y ya tenían desarrollado el borrador para esta cesión. Según dijo únicamente falta la firma del convenio, que “se ha aplazado por diferentes motivos”. Finalmente nunca se firmó el acuerdo. En el proyecto se preveía que la zona habilitada tuviera cerramiento y accesos independientes y que la propia comunidad musulmana se ocuparía de su conservación, mantenimiento y vigilancia.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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