Rajoy está dispuesto a hablar de todo con Mas menos de la consulta
El líder de CiU garantiza a los partidos soberanistas que consensuará cualquier cambio
Artur Mas ofreció el martes negociar la pregunta y la fecha de la consulta soberanista en Cataluña y Mariano Rajoy le contestó ayer desde Bruselas: "Yo no voy a entrar en debates absurdos. Desde el primer minuto en que se anunció la convocatoria de un referéndum y que yo conocí a través de los medios de comunicación, ya dije que no se podía celebrar y que yo no lo iba a autorizar. El referéndum es ilegal y, por tanto, no se va a celebrar. Es mejor decir las cosas con claridad para no generar falsas expectativas".
Rajoy fue muy claro. Sin embargo en su entorno señalan que la reunión entre Rajoy y Mas, que muy probablemente será la próxima semana, no tiene por qué ser un absoluto fracaso. Hay espacio para negociar, dicen, pero no la consulta. Fuera de ese asunto, hay otros muchos en los que se puede avanzar, especialmente en el de la financiación o el reparto competencial, explican.
En Moncloa se aferran a la idea de que la carta que envió Mas a Rajoy el viernes, y que no se ha hecho pública, no pide una reunión para hablar solo de la consulta, sino de varios asuntos.
Son varios los ministros consultados que insisten en que Rajoy solo tiene margen para negociar asuntos fuera de la consulta como la financiación, una cuestión que ya le ofreció en 2012 aunque entonces tenía mucho menos margen por la situación económica. Nadie confía en que Mas tenga espacio para aceptar esa oferta, pero hasta que no llegue la reunión no se sabrá. En este momento tanto el Gobierno como la Generalitat son conscientes de que se trata de la última oportunidad de buscar un punto de encuentro antes de que empiece un otoño que se espera muy tenso políticamente por la Diada del 11 de septiembre, la ley de consultas, el referéndum escocés y por último la propia fecha de la consulta, el 9 de noviembre.
El Gobierno de Rajoy siempre ha defendido la idea de que el encaje de Cataluña en España no pasa solo por la consulta, que rechazan de plano, y que hay otros muchos asuntos de los que se puede hablar y mejorar las cosas. Y a ellos se van a aferrar parar intentar demostrar la voluntad negociadora del presidente siempre que se deje de lado una consulta que no tiene ninguna intención de autorizar.
Rajoy incluso ha llegado a retar a CiU a que presente una reforma constitucional en el Congreso para poder debatir en serio sobre su contenido, aunque en este momento el presidente y el PP, al menos públicamente, rechazan la oportunidad de una reforma constitucional.
Mientras en Madrid y Bruselas llegan las respuestas y las líneas rojas muy claras que se marca el Gobierno, desde Barcelona también el president de la Generalitat mostró ayer que tiene sus propios límites con sus socios, en especial ERC, cada vez más poderosa desde su reciente éxito electoral en las europeas.
Mas llamó ayer a los líderes de ERC (Oriol Junqueras), ICV (Joan Herrera) y la CUP (David Fernández), partidos con los que pactó la pregunta y la fecha de la consulta, para tratar la reunión Rajoy, según informó TV-3.
Las tres llamadas fueron breves y, según varios interlocutores, tenían como objetivo tranquilizar a los partidos e insistir en que cualquier cambio que afecte a la consulta será consensuado. La más cordial la tuvo con su socio en el Parlament, Junqueras, al que aseguró que no dará ningún paso atrás con la consulta; más seca fue la conversación con Joan Herrera. El presidente le informó de su reunión con Rajoy, sin más detalles. El ecosocialista aprovechó para pedirle que, al volver de vacaciones, separe los debates sobre la ley de consultas y el debate de política general en Cataluña, para que la discusión sobre la consulta no tape las críticas al año de gobierno. Con David Fernández, de la CUP, la conversación también fue breve y de tono protocolario.
Las llamadas llegaron después de que Mas afirmara que está dispuesto a negociar la fecha y la pregunta de la consulta prevista para el 9 de noviembre si Rajoy acepta negociar su celebración. Esa afirmación, que ya había hecho en otras ocasiones, generó cierta inquietud en algunos partidos catalanes y el presidente los llamó para remarcar que se mantiene la unidad política. El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, también subrayó que cualquier cambio sería consensuado con los partidos soberanistas.
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