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Un avance de la evaluación diagnóstica señala la brecha entre Primaria y ESO

La revista Magisterio publica un 'top-ten' sobre informes de las pruebas que hace Educación

En la enseñanza primaria, los centros públicos encabezan la clasificación en los resultados globales de la evaluación diagnóstica realizada en junio de 2013 por la Consejería de Educación. En la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), por el contrario, sólo un establecimiento público aparece entre los diez primeros clasificados, según el 'top-ten' publicado por la revista Magisterio a partir de los informes de las pruebas hechas por Educación entre el alumnado de 4º de Primaria y 3º de la ESO. La clasificación está hecha según la media global de las competencias evaluadas en estos dos cursos.

Según este informe, que solo se refiere a los diez centros mejor clasificados de cada etapa, seis de los diez primeros en la evaluación realizada en Primaria son colegios públicos, empezando por el número uno, que es el CEIP Sant Antoni Abat de Benissoda, una población de la Vall d'Albaida. En la ESO, el primero es el concertado Santo Tomás de Aquino, de Paterna (Valencia). En la lista de esta etapa sólo figura uno público, el CEIP Serrella, de Castell de Castells (Alicante), que, curiosamente, es uno de los pocos en los que colegios públicos en los que, además de Primaria, se imparte también el primer ciclo de la secundaria obligatoria. Es decir, hasta 2º de la ESO.

Aunque de tan exigua muestra no se pueden sacar conclusiones generales, al enfrentar una y otra clasificación queda en evidencia una mayor competencia de los colegios de la Generalitat en la enseñanza primaria, casi proporcional a su peso en la red sostenida con fondos públicos, frente a la abrumadora prevalencia de los privados en secundaria. En medio, una brecha clara, solo cerrada en el noveno puesto de ese colegio público alicantino que escolariza niños y niñas hasta los 14 años.

En la Consejería de Educación dicen ignorar de dónde salen esos datos y ni confirman ni niegan que sean fidelignos. Cuando en octubre del año pasado, la consejera de Educación, María José Català, presentó con su equipo de evaluación educativa el balance global de las pruebas que se pasaron en la primavera anterior, ya avisó de que, por ahora, los resultados personalizados de cada colegio o instituto solo podrán ser conocidos por el propio centro y los padres que lo soliciten a la dirección. La Ley Orgánica de Educación (LOE) no permite otra cosa. Sin embargo, matizó Català, “a partir de la LOMCE, será posible una mayor transparencia”. O sea, mayor publicidad y -quién sabe- posibles clasificaciones.Cuando se conozcan los resultados de las pruebas efectuadas el pasado mes de mayo, con la LOMCE ya publicada, habrá que ver.

Las críticas a las clasificaciones de centros vienen asociadas, entre otras cosas, a las posibilidades de selección el alumnado que se le presentan a aquellos mejor clasificados, en detrimento de los otros, y a la desmotivación que puede cundir en los sistemáticamente aparecen la parte baja de las clasificaciones. Otras críticas apuntan a que la combinación de las clasificaciones y del distrito único de escolarización, actualmente casi generalizado en la Comunidad Valenciana, obra en perjuicio de los centros públicos, que pueden perder sus mejores alumnos, y a favor de los concertados. Más si se tiene en cuenta que, como reconocían los responsables de evaluación de la consejería, el alumnado de familias con mayor nivel socioeconómico y mejores hábitos de lectura obtienen mejores resultados.

 No sería el caso exactamente de la clasificación que publica Magisterio, con solo diez centros educativos por etapa y, además, los supuestamente mejores, a partir de la evaluación diagnóstica. Son centros geográficamente muy dispares entre los que nadie va a plantearse una elección. En Primaria hay tres de Valencia y uno de cada una de estas poblaciones: Godella, Silla, Sueca, Almàssera, Chella y Xàbia. En secundaria, cada uno es de una población distinta: Massamagrell, L'Eliana, Borriana, Paterna, Elx, Alicante, Valencia y Borriana.  ¿Pero qué pasa si en una población como Valencia, donde en teoría, cualquiera puede elegir cualquier centros sostenido con fondos públicos tiene, además a su disposición una lista con los mejor y peor clasificados en la evaluación de competencias hecha por la propia Administración?

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