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CITAS | TENDENCIAS

El mono luminoso

La familia Bosch tenía propiedades y negocios en América. En uno de sus barcos llegó un mono que la familia acomodó en la fábrica que habían levantado a los pies de la playa de Badalona los hermanos Vicente y José. El animal se hizo muy popular, y la gente de Badalona se acercaba hasta la fábrica para ver las cabriolas del primate. Al final, todo el mundo la conoció como la fábrica del anís del mono.

Y allí sigue la fábrica, un bonito edificio de finales del siglo XIX, en un área en pleno crecimiento urbanístico, pero que en su día fue elegida por los hermanos Bosch por la cercanía del ferrocarril y por ser una zona industrial en auge. Actualmente se puede visitar una vez al mes, previa reserva en el Museo de Badalona. Merece la pena conocer el edificio, con una espectacular sala de alambiques modernista, impoluta, como si en ella no se hubiesen mezclado y se mezclaran hoy miles y miles de litros de anís mientras se respira ese olor dulzón tan característico. Además de ver un audiovisual, se visita el espléndido archivo de la compañía, que desde 1975 pertenece a Osborne.

La historia de este anís va mucho más allá por su importancia en la publicidad. En 1897, Vicente Bosch convocó el primer concurso de carteles en España para su marca, al que se presentaron algunos de los mejores pintores de la época. En 1898 se celebró la exposición de los trabajos y el elegido fue el cartel realizado por Ramón Casas titulado Mona y mono, al que siguieron otros. Vicente Bosch fue también el primero en colocar un luminoso publicitario; fue en 1913, en plena Puerta del Sol madrileña. Meses más tarde se inauguraba otro en la plaza de Cataluña, junto al paseo de Gracia, en Barcelona. Otro de los emblemas del Anís del Mono es su botella. Fue en un viaje a París cuando Vicente Bosch se enamoró de una botella de un perfume que regaló a su mujer. Le fascinó y pidió al perfumista los derechos. En 1902 la registraba y colocaba la famosa etiqueta con un mono con el rostro de Darwin que ha dado mucho que hablar, tanto que hay dos teorías sobre el tema. La primera defiende que Bosch, notario y afamado empresario, aprovechó el debate que suscitaban las teorías de Darwin para publicitar su marca como la más evolucionada; otros defienden que se buscaba desacreditar al científico. Sea como fuera, lo cierto es que la visita a la fábrica del Anís refinado Vicente Bosch, más conocido como Anís del Mono, deja hoy un muy buen sabor de boca.

Frábica Anís del Mono. Reserva previa en el Museo de Badalona (933 84 17 50). Visita entre semana, 55 euros un grupo de 25 personas. Fin de semana, 87,50. El tercer domingo del mes se organiza desde el Museo de Badalona una visita a la fábrica para los turistas gratis (a las 10.00 y a las 12.00, previa inscripción)

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