"Soy amigo de Berlusconi y santo, '¡ma non subito!"
Cuando el fiasco de Lehman Brothers sacudió a inversores de todo el mundo, Ennio Doris llamó a la puerta de su amigo y socio Silvio Berlusconi. El grupo bancario que ambos controlan, Mediolanum, había colocado 120 millones de euros de inversión entre sus clientes. "Fue Silvio", asegura Doris, el que le aconsejó cubrir las inversiones de esos clientes, pese a no tener responsabilidad jurídica. El empresario relata una de las bondades de Il Cavaliere en el restaurante acristalado de un lujoso hotel de Barcelona, que un miércoles lluvioso y de recesión sólo acoge al banquero y a su guardia pretoriana, formada por dos responsables de prensa y otros colaboradores.
Doris (Tombolo, El Véneto, 1940) ocupa el puesto 522 de la lista de millonarios de Forbes, con una fortuna de 1.400 millones de dólares (unos 1.000 millones de euros) gracias a un invento llamado Mediolanum, un negocio bancario basado en una red de 6.300 asesores, una suerte de oficinas vivientes, con un millón y medio de clientes en todo el mundo, unos 60.000 de ellos en España.
El banquero italiano culpa de la crisis financiera a la pugna por el dinero rápido
Picotea jamón -le gusta más que el de Parma, afirma, quizá por agradar- mientras cuenta su historia. Da la sensación de que pide el vino por convención, porque apenas lo bebe y delega la elección en uno de sus acompañantes.
No ha delegado muchas más cosas en el pasado. Convenció a Berlusconi para fundar el grupo en 1982, cuando le abordó en plena calle. Un día, leyó una entrevista en la que el magnate respondía a la pregunta de qué consejo le daría a un emprendedor. Y decía: "Que venga a verme a mí, porque los Agnelli [dueños de Fiat] no le recibirán". Días después, casualidad, le encontró por la calle y se presentó. Le contó su idea. Concertaron una cita. Y lo hicieron.
Hoy, defiende al primer ministro italiano a capa y espada. Y manifiesta su personal visión de todos los procesos judiciales a los que se ha sometido. "La gente no le conoce... Es un hombre perseguido. Sus empresas sufrieron cientos de registros en pocos años y nunca encontraron nada... Siempre absuelto. Por eso los italianos se han cansado... Es honrado y me siento orgulloso de ser su amigo".
Doris habla con firmeza, pero lejos de la enfervorizada arenga que lanzó en un foro ante miles de empleados hace años, con una nariz de payaso emulando al bondadoso médico Patch Adams, que aún causa furor en YouTube.
Mediolanum no ha sido inmune a la crisis (su banco ha bajado un 44% en Bolsa), pero ha logrado crecer en fondos mientras el mercado italiano bajaba. Doris no se siente partícipe del colapso financiero mundial. Los responsables, opina, "son los banqueros que sólo pensaban en el corto plazo y largarse con sus stock options, y también esos analistas que fomentaban los objetivos rápidos". El suyo, dice, es que su empresa le sobreviva a él, a su hijo y a su nieto.
El banquero no deja de hablar de ética. Mediolanum cuenta además con un fondo de solidaridad para los clientes que sufran accidentes o enfermedades, y aunque no puedan pagar la hipoteca conservan su vivienda. Un día, un cliente agradecido preguntó a Ennio Doris si era un santo. La pregunta no caduca. ¿Será un santo? "Santo, ma non subito", respondió -y responde-. Y paga la cuenta.
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