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Walter Sheel

El ex presidente de la RFA se ha convertido en un jubilado superactivo que combina la práctica del deporte con la política

A los 65 años, Walter Scheel, que ayer se encontraba en España para presidir el Año Internacional de la Música, ha alcanzado la edad del retiro en la República Federal de Alemania. Pero el ex presidente federal, jubilado desde que hace cinco años y medio dejó la suprema magistratura del país, no ha cesado en su actividad. Ésta le lleva a presidir toda clase de organizaciones, desde la sociedad de cría de caballos de pura sangre a la de financiación de participaciones en países en desarrollo, sin olvidar la presidencia honorífica de su partido liberal (FDP), para el que ha conseguido un donativo de seis millones de marcos (330 millones de pesetas).

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Como corresponde a su condición de antiguo presidente de la RFA Walter Scheel tiene chófer, coche oficial, secretaria y jefe de gabinete, una jubilación de 240.000 marcos anuales (13,2 millones de pesetas) y una lista interminable de cargos más o menos honoríficos. Scheel fue un presidente muy popular en la RFA que acertó a combinar su gusto por la buena vida y un tono populista a base de jovialidad y desenfado. El presidente interpretó en una ocasión una canción popular en un disco, Enciam del coche amarillo, uno de los más vendidos de la RFA.Durante su presidencia, la villa presidencial adquirió un cierto aire kennediano con la presencia de sus dos hijos, Andrea Gwendolyn y Simón Martín, un huérfano boliviano adoptado por la familia Scheel, para los que fue necesario acondicionar un espacio en el palacio.

A fines de los años setenta Scheel presidente de la RFA, fue el artífice de la dificil maniobra de cambio político de los liberales (FDP), de un partido conservador aliado con la democracia cristiana a un liberalismo progresista que hizo posible la coalición social-Iiberal (SPD-FDP). Al frente del Ministerio de Exteriores Scheel fue, con Willy Bandt en la cancillería, uno de los artífices de la ostpolitik.

Desde 1974 a 1979, Scheel implantó de nuevo el frac y el boato de los honores militares. Al lado de estos tonos distinguidos correteaban por allí los niños de Scheel, lo que daba a la escena un toque familiar. La esposa de Scheel, la médica Manfred, se hizo muy popular con su trabajo al frente de la Asociación de Lucha contra el Cáncer.

A los 60 años, en 1979, Scheel tuvo que dejar la presidencia de la RFA a su pesar, porque los socialliberales (SPD-FDP) no tenían mayoría suficiente para la reelección. Por elección popular, el jovial Scheel habría derrotado arrolladoramente al seco y envarado Karl Carstens, pero los votos para presidente federal los controlan los partidos y no el elector, según la Constitución de la RFA. Los partidarios de Scheel sacaron a relucir el pasado nazi de Cartens, pero la réplica fue fulminante: se publicó también que Scheel había estado afiliado al partido nazi.

El abandono de la presidencia no supuso el final. A pesar de que le fue implantado un marcapasos para corregir unas deficiencias cardiacas, Scheel comenzó a acumular presidencias. Algunas bien remuneradas, como la presidencia de la cría caballar, que dispone de unos gastos de representación de 10.000 marcos mensuales (550.000 pesetas). El propio Scheel es propietario de un caballo de carreras, Antípoda.

Hace unos meses un misterioso donante anónimo entregó seis millones de marcos al partido liberal (FDP). Scheel salió a la luz pública para explicar que había encontrado al multimillonario Horten en el festival de música de Salzburgo y que el donativo fue sólo de 330 millones de pesetas.

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