"Si PNV y PSE protestan, vamos bien"
Los guionistas ya se frotan las manos. Las reglas han cambiado en Euskadi con la salida del PNV del poder y el cambio deja muchas puertas abiertas a la irreverencia. Los protagonistas de Vaya semanita -el programa de la televisión vasca (ETB) que poco después de su estreno en 2003 rompió el tabú de que el humor vasco se limitaba a las bilbainadas y similares-, explican que, esté quien esté en el poder, ellos van a seguir a lo suyo: repartir tortas a diestro y siniestro. "El embrollo este tras las pasadas elecciones nos viene bien. Va a dar mucho juego; cuanta más salsa, mejor", adelanta Iker Galarza. Son mucho más normales de lo que sugieren sus locuras en la pequeña pantalla.
"El cambio nos viene genial. Nuestros chistes empezaban ya a repetirse"
Los tres actores nos reciben en el plató de su nueva serie, Euskolegas, algo parecido a un Friends vasco en el que un fanfarrón del Athletic, un pijo donostiarra y un alavés enamorado de las patatas comparten piso. Cuando se les avisa de que la entrevista la pidió Madrid, con todo lo que conlleva para quienes trabajan desde la periferia, las reacciones son dispares. Uno de ellos advierte a los madridistas de que, a pesar de todos los fichajes que hagan, no se van a comer un colín. Otro manda un misterioso saludo a Jaime Cantizano. El periodista intenta sacarles un titular del tipo El cambio empieza riéndose, pero no se dejan. "Es que hablar de cambio y mezclarlo con los tiempos que corren... Digamos que, para la salud mental de la sociedad en general, es necesario reírse de ciertas cosas", responde Andoni Agirregomezkorta.
No les gusta demasiado que se les diga que, al desacralizar con su mofa la política vasca -y por ende al partido que se ha mimetizado con ella en las últimas tres décadas, el PNV- han propiciado la alternancia en Euskadi. Y si lo hicieron, no quieren el crédito, tal vez porque saben que arrimarse demasiado a algún partido en Euskadi equivale a ganarse la antipatía de parte de la sociedad. El éxito de Vaya semanita, sugieren, reside precisamente en esa equidistancia a la inversa, en disparar contra todo lo que se mueve. El programa incluso presume de poder invitar tanto a Fernando Savater como a Arnaldo Otegi - "aunque es mejor no hacerlo el mismo día", precisa Iker-. "Cuando los del PNV y el PSE nos dicen 'basta ya de meteros con nosotros', sabemos que estamos en el buen camino", resume Javier Antón.
"El cambio nos viene genial, ahora tenemos que encontrar nuestra manera de abordarlo. Después de muchos años de Gobierno nacionalista, nuestros propios chistes estaban cayendo en la repetición", explica la directora del programa, Ainhoa Alcibar. Ella es el último filtro, quien debe lidiar con el mundo exterior y marcar las líneas rojas. "El límite es el respeto, la educación. Siempre tenemos que pensar que si parodiamos a alguien, éste también pueda reírse". No es fácil, prosigue, mantener a todos contentos en una sociedad con tantos partidos y agentes sociales pendientes -de hecho, en una de sus bromas más recientes, explicaban que los debates electorales se iban a empezar a retransmitir en el estadio de San Mamés, porque, con tantas escisiones, los candidatos no caben en ningún estudio de televisión-.
¿Alguna vez les han pegado un toque desde arriba? El productor, Unai Martínez, responde con la rapidez que conlleva el cargo: "Si hubiese pasado, los actores no se habrían enterado". Tras varias repreguntas, la directora del programa explica: "Salvo contadísimas excepciones, trabajamos con libertad". Las últimas elecciones, en concreto, fueron muy duras. "Los partidos estaban muy sensibilizados con nuestros contenidos. Todos se jugaban mucho", añade.
Los actores saben que hay un importante segmento de la población, entre ellos los jóvenes, cuyo único contacto con la política viene de programas de humor como el suyo. ¿No creen que, de tanto trivializarla, contribuyen al desafecto y desencanto por la misma? "Se lo han ganado. La clase política tiene muy poca calidad. Salta a la vista. Para hacer teatro ya estamos nosotros", sentencia Javier. "Hacemos de portavoces de lo que se palpa en la calle. Somos un espejo en el que se mira la sociedad", remata Andoni, quien antes de dar por terminada la sesión se cura en salud y pregunta: "¿Y todo esto que hemos hablado, cómo coño vas a meterlo en 4.200 caracteres?".
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