Encuesta mortal
Olvide por un día lo que le dictan aquellos que desde cualquier tribuna pública alimentan ideas trilladas y prejuicios. Intente no leer a ese columnista que le refuerza en sus principios, ni escuche a ese otro que detesta y que, por tanto, también le encastilla en sus principios. El ejercicio consiste, básicamente, en dejar a un lado los principios. No emita un juicio cada cinco minutos. No quite la palabra de mala manera a su interlocutor tal y como ha aprendido de las tertulias políticas. Deje al otro que se exprese, a lo mejor no es tan gilipollas como usted piensa. Por la noche, siéntese en el sofá. Cuidado: sofá no significa tele. Sofá sólo significa sofá. Haga diez respiraciones como indica el folleto. Así podrá enfrentarse a la encuesta. Advertencia: si los sensores detectan que usted miente emitirán una descarga eléctrica que aumentará progresivamente.
"Dado que usted dice creer en la democracia: ¿es capaz de tener amigos que votan a un partido diferente al suyo? ¿Preferiría vivir en un sistema donde sólo gobernaran los suyos? ¿Puede haber votantes del PP que admiren a Javier Bardem? ¿Los gays están obligados a votar a Zapatero? ¿Un votante pepero tiene por fuerza que considerar que la gente del cine está untada? ¿Criticar el cine español es de derechas? ¿Cree que las personas que se declaran independientes son de derechas? Entre dos personas igualmente cualificadas, ¿escogería para un trabajo a la que vota al partido que usted vota? Entre dos mujeres igualmente cualificadas, ¿tendría en cuenta su aspecto físico? ¿Le hace gracia la caricaturización de una mujer cuando ésta pertenece al partido contrario? ¿Es gracioso que a un líder conservador se le llame mariposón? ¿Puede una votante del PP asistir de mantilla a la boda de su hijo gay?".
Y sigue. Hay encuestados que a la quinta pregunta han muerto electrocutados.
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