"Duermo muy bien. Será por el yoga"
Cuesta imaginar a la vicepresidenta Salgado descompuesta. Al contrario. Tiene un aura casi zen reforzada por un atuendo impecable y una espalda rectísima ejercitada en la modalidad más extrema del yoga. Pero es aún más impensable que nadie pueda mantener esa flema sometido a la máxima tensión. El domingo 9 de mayo, en Bruselas, de tres de la tarde a dos y media de la madrugada, Salgado fue la mujer más presionada de Europa. Como presidenta de turno del Ecofin (el Consejo de Ministros de Economía de la UE) le tocó el doble papel de defender el euro de la amenaza de los mercados financieros, y regatear los ajustes impuestos por sus colegas al gasto público español. Era Europa y era España. A la vez. La sonrisa triunfal con que salió del embate no evitó que dos días después el presidente del Gobierno anunciara el mayor recorte social de la democracia. Salgado confiesa ambos sentimientos. Satisfacción. Y amargura.
"El del Ecofin fue el peor día de mi vida política. El más largo, tenso y difícil"
"El del Ecofin fue el peor día de mi vida política. El más tenso, largo y difícil. Empezamos la reunión por y con la presión de los mercados. Sentíamos su aliento en la nuca, pero creo que acabamos ganándoles. Respecto al ajuste, pensábamos que la transición iba a ser más suave y tuvo que ser mucho más rápida. Ese fue el shock. Nadie, salvo los que lo conocíamos, esperaba que el presidente fuera tan decidido, con actuaciones a corto plazo. Pero había que haber estado en esa reunión para saber que eran necesarias".
La vicepresidenta recibe en La Delegada. Así se conoce en el ministerio a la sala aneja al despacho de "la jefa". Aquí, bajo la mirada al óleo de Indalecio Prieto y Francisco Fernández Ordóñez, ilustres antecedentes en el cargo, se reúne la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Una especie de quirófano donde se diseccionan las cifras económicas y se interviene sobre ellas. Hoy no hay un ruido, pero una se puede figurar las tormentas de ideas y de las otras que han arreciado sobre esta mesa de caoba y estas butacas de cuero. ¿Ha sido este su annus horribilis?
"El peor y el mejor", ataja. "El peor porque la situación que hemos vivido ha sido muy mala, peor de lo que pensaba. Cuando llegué creí que lo que quedaba iba a ser más corto. Hemos visto que no, que sigue habiendo muchos problemas, pero estas medidas son una respuesta que nos va a permitir una recuperación sostenida. Y también ha sido el mejor año de mi carrera porque ha sido el más rico y apasionante".
Salgado está estos días en Madrid. Viene de dos semanas de vacaciones. Habrá alternado caminatas por el monte y sesiones de natación en el mar o la piscina. Precisamente, las fotos que le robaron un domingo en traje de baño en el Club de Campo de Madrid y que publicó en portada un diario ultraconservador, le amargaron el comienzo del veraneo. La vicepresidenta, que ha cumplido 61 años y reivindica su derecho a tener celulitis, reconoce que el estrés no le ha quitado el sueño. "Me da corte decirlo, pero no he pasado una noche sin dormir. Y no he tomado una pastilla en mi vida. Debe de ser el yoga. Y que estoy muy contenta con lo que hago, yo creo que esa es la clave".
La primera ministra de Economía de España, que inició su mandato en abril de 2009 con su célebre visión de "brotes verdes" en el horizonte -"No me arrepiento, pero igual lo hubiera dicho más tarde"-, prevé un otoño tranquilo. "Creo que habrá cierta calma después de las turbulencias". Pero no esquiva las presuntas alusiones de Zapatero cuando este se comprometió a adoptar las medidas que estime necesarias caiga quien caiga. "Mi tarea es encontrar vías para que no sean necesarios esfuerzos adicionales. Pero, si la prioridad de recuperar y transformar nuestra economía nos obliga, tendremos que hacerlos. No creo que el presidente se refiriera a personas de su equipo. Pero cuando me vaya, estaré tan agradecida por haber podido vivir esto que no me quedará otro sentimiento".
Salgado cree que los próximos Presupuestos serán "complicados", pero "con mejor situación de partida". Y, aunque admite que el año pasado Rajoy le ganó el debate "por experiencia", advierte que este año será diferente.
-¿Va con las garras afiladas?
-No creo que sea tanto cuestión de garras como de seguridad. El señor Rajoy no tiene mucho discurso. Y ahora yo tengo mucho más que él, sin ninguna duda.
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