Apple entra en el futuro
EL PAÍS prueba el iPad de 32 gigas el día en el que llega a las tiendas de Estados Unidos
Cuando algo llega con tanta expectación y tanta publicidad -manifiesta y encubierta- como el iPad, es normal sentir cierto recelo. Las colas de gente durmiendo a las puertas de las tiendas, como si acudieran al concierto de su ídolo musical de turno, no ayudan a pensar que lo que Apple ha presentado este sábado sea, en realidad, ese artilugio que puede cambiar la forma que se leen libros y diarios y se ven películas y series. Además, hay algo en el estilo casi papal del consejero delegado de Apple, Steve Jobs, que ha provocado reparos en muchos críticos y analistas. Si él dijo en la presentación del dispositivo, en enero, que el iPad será "mágico y revolucionario", ¿por qué tiene que ser así?
El dibujo y los colores se reflejan de forma perfecta
El principal lastre del nuevo dispositivo es su peso
La revolución mediática
Lo cierto es que Jobs, a pesar del poco afortunado envoltorio con el que se ha vendido el iPad en EE UU, tiene razón. Con el dispositivo en la mano, lo que Apple le ha ofrecido hoy al mercado es algo que los consumidores no se esperaban y que muchos pensaban que no necesitaban, pero que tiene todo el potencial para protagonizar la revolución mediática que se le ha encargado. El iPad es una tableta que rompe con el pasado, que prescinde del presente y mira directamente, sin reparos, al futuro.
En estos meses de espera, ha habido analistas que le han criticado su falta de teclado y el hecho de que su sistema operativo no permita ejecutar más de un programa a la vez. No importa. El iPad no es un ordenador ni quiere serlo. No es un dispositivo de trabajo que vaya a quedar estático en el escritorio, para que el usuario pase de una aplicación a otra con el ratón. Es una creación dinámica y táctil, que apetece tener entre las manos, que sirve para lo que se tenga que hacer en este momento: Ver una película, comprarse unos zapatos en Ebay o leer un libro cómodamente, pasando las páginas como se ha hecho toda la vida.
No es un iPhone
Otros han dicho que es un iPhone grande. No lo es. Hay algo que con un iPhone no se puede hacer: Abrir un diario, comoThe Wall Street Journal. Pasar sus páginas. Detenerse en una información de interés, como un reportaje sobre un hospital donde se trata a soldados americanos en Pakistán. Es tan interesante, que vale la pena ver un vídeo sobre el asunto y cuatro fotos de alta resolución. Todo sin salir de la misma pantalla. Es la integración perfecta, con calidad y tamaño decentes, de distintas fuentes de información visuales y auditivas. Puede ser, muy bien, el próximo paso a dar por los diarios tradicionales del mundo.
Un apunte para los lectores de cómics: leyendo el volumen Brand New Day, de The Amazing Spider-Man, gratuito a través de la aplicación de Marvel Comics, uno llega a la conclusión de que hasta ahora no había habido un dispositivo informático que capturara tan fidedignamente el espíritu de los tebeos. El dibujo y los colores se reflejan de forma perfecta, más vívida incluso que en una impresión en papel normal. Se puede hacer zoom con los dedos sobre cada detalle y la navegación es cómoda y fácil.
Películas en 'streaming'
El iPad desafía también la forma en que se consumen los medios hoy en día. No es una tableta donde introducir un DVD, porque no dispone de una ranura para ello. En realidad es un paso adelante en la conexión total de Internet en el hogar. Con la aplicación Netflix, que al mes cuesta unos ocho dólares (seis euros), el internauta tiene acceso a cientos de películas en streaming. Sólo hay que abrir el portal principal y acceder a cualquier título, desde Julie & Julia a El Laberinto del Fauno. Las películas se ven instantáneamente y en buena calidad. ¿Qué mejor alternativa puede haber a la piratería?
La tableta supone también una gran oportunidad para cambiar la forma en la que las cadenas de televisión emiten sus contenidos y logran ingresos por publicidad. Abc, por ejemplo, ofrece capítulos completos de series como Anatomía de Grey, Perdidos o FlashForward con cinco cortes publicitarios. A día de ayer, faltaba que otras majors, como NBC o Fox, y que las cadenas informativas, como CNN, presentaran sus aplicaciones.
El principal lastre del nuevo dispositivo es su peso. En abstracto, 680 gramos no son mucho, pero ver una película de dos horas con el iPad en las manos puede ser bastante incómodo. Tampoco es un artilugio que se pueda usar al aire libre, dado que la pantalla no absorbe bien los reflejos en condiciones de luz intensa. Además, fagocita en exceso al iPhone y a su sistema operativo. Hay aplicaciones (como el escritor de notas) que se quedan pequeñas en esta pantalla de 9'7 pulgadas y que deberían haber sido totalmente reinventadas.
Apple es una compañía experta en lanzar un dispositivo y perfeccionarlo, a la vez que le va bajando el precio para encontrar el equilibrio perfecto entre oferta y demanda. Ésta no será una excepción. Puede mejorar aun muchas cosas en el iPad, (como añadirle una cámara para videoconferencias) pero la principal, el diseño mismo del artilugio y sus capacidades, es realmente revolucionaria. Ahora depende de los consumidores el decidir si están listos para esta revolución.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.