La segunda vida del cartucho
Ninguna normativa regula el reciclado de los envases de tinta de las impresoras. En España solo se recupera el 10% de los usados, el resto acaba en los vertederos mezclado con la basura
En España se consumen 30 millones de cartuchos para impresora al año. Entre sus componentes principales: plástico, acero, metales preciosos (oro y plata) y tinta, todos recuperables, excepto esta última. Pero solo se recicla el 10% de los que se utilizan, porque no existe ninguna normativa que obligue a las empresas a hacerse cargo de ellos. El resto acaba en el cubo de la basura mezclado con otro tipo de desperdicios, incluso orgánicos. "Lo que se haga con ellos depende del consumidor y del fabricante", aclara María Jesús Veleiro, directora de medio ambiente de Ametic, la patronal española de la electrónica y las tecnologías de la información.
La actitud más responsable es acercarlos a un punto limpio o a la tienda donde se adquieran los nuevos. En el caso de las empresas, suelen llegar a acuerdos con otras compañías que se hacen cargo de estos residuos. "Y hay fabricantes que por su política desarrollan un sistema para su reciclado", continúa Veleiro. Es el caso de Hewlett-Packard (HP), una de las grandes empresas de venta de impresoras y cartuchos, que puso en marcha en 1991 un programa para recuperar los componentes de las envolturas de la tinta y poder elaborar con ellos otros nuevos. "Ya hemos fabricado más de mil millones de cartuchos con material reciclado", aseguran desde HP. Tienen acuerdos con 50 países, aunque desconocen la cantidad que se envía desde España.
El negocio de los recambios mueve en España unos 4.000 millones anuales
El camino del envase de tinta gastado es largo y costoso. Primero llegan a una de las plantas de reciclado que utiliza HP (en Thurnau, Alemania, y en Nashville, Estados Unidos), donde se separan los componentes y se desmenuzan. Estas migas viajan a otra planta situada en Indianápolis (Estados Unidos) para su refinado. De ahí van a Montreal (Canadá), donde se transforman en plástico, listo para fabricar más cartuchos, después de mezclarlas con otros plásticos procedentes de botellas de agua recicladas. El material resultante parte hacia los países de producción de los consumibles (sobre todo en Asia). A pesar de los kilómetros que llegan a recorrer, desde HP aseguran que gracias a este programa han logrado disminuir sus emisiones de CO2 un 22%; el consumo de combustibles fósiles, casi un 50%, y el de agua, en más del 69%. En 2012 tienen previsto reducir los pasos.
Otra forma de reciclado, más habitual, es rellenar los gastados. Es el caso de Optizer, una empresa que no cobra nada por ello. "Damos el servicio como un extra a nuestros clientes y, además, es un plus a la hora de presentarse a concursos para el suministro de consumibles", explica Vicente Rozalem, del departamento de recogida. "Cuando tenemos 20 o 25 palés completos, los enviamos a un gestor de residuos, que es quien decide si se reciclan, se destruyen o se vuelven a cargar", explica.
Biotoner es una de las firmas de referencia en la recogida selectiva de consumibles, con más de 60.000 clientes públicos y privados. Su misión es clasificarlos y seleccionarlos. Una vez elegidos, los envían a terceras empresas para que sean rellenados y vueltos a utilizar. Esta situación crea, a su vez, una guerra con los fabricantes, que ven cómo sus productos son reutilizados sin que ellos participen en el negocio de esta segunda vida. HP, basándose en un estudio realizado sobre 1.000 cartuchos, asegura que ha comprobado que, de media, un cartucho original imprime un 34% más (350 páginas más) que uno rellenado y que más del 15% de estos tienen fugas y fallan.
Carlos Sánchez, socio fundador de Biotoner, indica: "Un consumible recargado puede costar entre un 40% y un 60% menos que uno original, además del ahorro energético que supone volver a reutilizarlo. Se calcula que para fabricar uno de estos consumibles se necesitan unos 25 litros de petróleo". No obstante, en España solo se recicla el 10% de los que consumimos, un negocio que mueve unos 4.000 millones de euros anuales.
Esta situación llevó a algunos fabricantes a denunciar el reciclado en los tribunales de Estados Unidos. ¿El motivo? Con la tecnología y los componentes de estas industrias, las empresas recicladoras hacían negocio. "Los jueces dieron la razón a estas últimas. Fallaron que cuando un fabricante vende un cartucho ya no es suyo, sino del comprador, por lo que este puede hacer lo que quiera con él". Sánchez recuerda que el negocio de los fabricantes de impresoras está en los consumibles. "Esta es la razón por la que venden las impresoras a precio de coste. El dinero lo ganan en los cartuchos que se adquieren en los siguientes dos o tres años desde que se compra la máquina. puede resultar más barato tener una máquina nueva que un juego de consumibles, lo cual es una barbaridad ambiental", opina.
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