Los principales líderes anti-Bolonia deciden mantener la protesta
Los cabecillas quieren extender su movimiento a los institutos
"La universidad española necesita una reforma, pero no ésta", dice convencida Anna, estudiante de 19 años y miembro de la asamblea contra el proceso de Bolonia de la Universitat de València. Participa en el encuentro que este fin de semana reúne en la capital valenciana a representantes de las protestas que sacuden a varias universidades españolas. Cerca de un centenar de dirigentes de la Complutense de Madrid, de la Universitat de Barcelona y de los campus de Alicante, Castellón, Málaga, Sevilla, Cádiz, Burgos, Cuenca o Zaragoza, compartieron ayer experiencias y cavilaron sobre cómo coordinarse y diseñar un calendario de protestas para 2009.
"Las protestas seguirán", adelanta Olga, de la asamblea de estudiantes de Madrid. Los universitarios están recelosos porque opinan que de su protesta sólo trasciende la bronca y no sus reivindicaciones. Pero además reconocen que lo que se acuerde este fin de semana en Valencia serán propuestas que luego deberán discutir a la vuelta en sus respectivos campus.
"Hemos abierto un camino. ¿Dónde acabará? No lo sé", dice una estudiante
De esta primera "toma de contacto", explicaron ayer varios portavoces, debe salir la fecha y el lugar del próximo encuentro estatal, así como un borrador de manifiesto para paralizar el proceso de Bolonia, cuyo punto principal será la celebración de un referéndum vinculante para toda la comunidad educativa, exigencia a la que ya se han negado reiteradamente los rectores.
En una asamblea a puerta cerrada, los estudiantes barajaron ayer muchas posibilidades, incluso la convocatoria de una huelga general en toda la universidad. Una de las estudiantes sugirió que la protesta debe extenderse a los institutos de secundaria -como ya está ocurriendo con alguno en Barcelona- para reforzar las movilizaciones.
Por los rincones de la Facultad de Geografía e Historia y fuera en la calle, para apurar un cigarrillo, afloran las dudas de algunos asistentes. El desarrollo y el grado de organización del movimiento estudiantil son desiguales según se trate de un campus u otro. Las protestas han prendido con fuerza en las universidades valencianas, catalanas o madrileñas, pero no están tan afianzadas, ni mucho menos, en otros campus. Todo esto se está sopesando este fin de semana en el aula que se ha convertido en escenario de los debates, a la que se impide el acceso de los periodistas.
Las asambleas de estudiantes pedirán, en el manifiesto que se elabora, la paralización de la Declaración de Bolonia -que pretende hacer una universidad común en toda Europa- y diseñarán nuevas acciones. Hoy se harán públicas las conclusiones.
Edurne, de la asamblea de estudiantes de la Universidad de Barcelona es optimista. "Hemos abierto un camino que será largo, pero la gente se ha movilizado, se han creado asambleas donde no las había y el impacto social está ahí. ¿Dónde acabará? Pues, no sé", concluye.
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