La pata oculta de una serpiente
El estudio de un fósil en el sincrotrón europeo indica que desciende de lagartos terrestres
Las serpientes no tienen patas, pero sus antepasados sí, aseguran los científicos. Unos dicen que evolucionaron a partir de lagartos terrestres y otros que lo hicieron a partir de lagartos marinos. Un nuevo estudio de fósiles de serpientes de hace 95 millones de años ha arrojado luz sobre este debate y lo inclina hacia la banda de los lagartos terrestres.
La luz la ha producido la radiación sincrotrón, que se genera en grandes instalaciones pero es capaz de revelar pequeñísimos detalles de lo que ilumina. Se ha aplicado en Grenoble (Suiza) al estudio de la estructura interna de los huesos de las patas de fósiles de Eupodophis descouensi, una serpiente que habitó en Líbano hace 95 millones de años y fue descubierta hace 10 años. Este animal todavía no había perdido las patas (traseras) completamente y representa una etapa intermedia en la evolución. Medían estos miembros solo dos centímetros y estaban sujetos a la pelvis. Aunque en el fósil se podía ver una pata, se suponía que la otra estaba incrustada en la roca, y ahora se ha podido estudiar con gran detalle gracias a los rayos X, informa el ESRF.
Las imágenes en tres dimensiones y alta resolución, que publica la revista Journal of Vertebrate Paleontology , sugieren que esta especie llegó a perder las patas porque crecían más despacio o durante menos tiempo. Los datos indican que la pata oculta está doblada por la rodilla y tiene cuatro huesos del tobillo pero ninguno del pie ni de los dedos del pie.
"La revelación de la estructura interna de Eupodophis nos permite investigar el proceso de regresión de los miembros en la evolución de las serpientes", dice Alexandra Houssaye, del Museo Nacional de Historia Natural de París, que ha dirigido el trabajo.
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