La naturaleza relaja más que su imagen en una pantalla
Un estudio de la Universidad de Washington revela que el ritmo cardíaco disminuye de forma más rápida ante un paisaje real
La tecnología puede enviar a un hombre a la luna, desvelar los secretos del ADN y conseguir que la gente viaje alrededor del globo cada vez en menos tiempo. Pero, ¿puede sustituir a la naturaleza? Según los autores de ciencia ficción, tanto novelas como películas, en un futuro viviremos en casas sin ventanas que nos mostrarán a través de pantallas idílicos paisajes de todo el mundo que cambiarían aleatoriamente con sólo pulsar un botón.
Sin embargo, según un estudio financiado por la Nacional Science Foundation y publicado ayer por un equipo del la laboratorio de interacción humana con la naturaleza y los sistemas tecnológicos de la Universidad de Washington en el Journal of Enviromental Psychology, el hombre aún no está preparado para vivir sin la naturaleza. Los investigadores, dirigidos por Peter Kahn, profesor asociado del departamento de Psicología, han medido el ritmo cardíaco de personas que se recuperaban de tareas leves.
Para comprobar como la gente reacciona ante la naturaleza y su representación tecnológica, los investigadores reclutaron a 90 estudiantes y los sometieron a cuatro tareas mentales (pruebas de lectura y otras tareas creativas similares) de manera individual mientras que monitorizaban el trabajo de su corazón. 30 de ellos estaban sentados frente a una ventana a través de la que veían el campus, una fuente y árboles, un segundo grupo veía una televisión de plasma que mostraba la misma escena en tiempo real y los últimos estaban encarados a la pared. Al mismo tiempo, una cámara sincronizada con el monitor cardíaco registraba los movimientos de los ojos de los participantes.
Para Rachel Severson, coautora del estudio y doctorando de psicología, la adaptación a la tecnología merece un momento de reflexión. "Conforme sigamos aumentando nuestra relación con la tecnología, como televisores de plasma en lugar de ventanas, en nuestras vidas podríamos adaptarnos a ellas pero tendrá un precio. Como muestra este estudio, una representación tecnológica de la naturaleza no tiene los mismos beneficios psicológicos que la naturaleza real".
El plasma relaja igual que la pared
La tasa de recuperación cardíaca de cada sujeto se basó en la velocidad a la que el ritmo del corazón se frenó en los 60 segundos posteriores a que se le dijera que esperara o mientras se le explicaba cada una de las tareas. El rendimiento de cada persona se medía en base a seis criterios, una vez terminada cada tarea y los dos periodos de espera. El estrés se debía a tener que interactuar con otra persona y a la anticipación o la ansiedad que cada uno sintiera por hacer bien cada una de las tareas.
El resultado muestra que los participantes que miraban el televisor de plasma lo hacían con la misma frecuencia que los que contemplaban la ventana. Sin embargo, ésta atraía la atención de los estudiantes durante más tiempo que la televisión. En las tareas en las que más miraban por la ventana el corazón del sujeto iba más lento que durante las tareas en las que pasaban menos tiempo contemplando el paisaje. Esto no sucedía con el monitor.
"Este resultado me sorprendió", ha afirmado Kahn, "pensaba que la televisión estaría en algún punto intermedio entre la ventana y el muro. Este estudio muestra la importancia de la naturaleza en la vida del hombre y, al menos, señala una limitación de la naturaleza tecnológica.
Amnesia generacional
Parte de esta pérdida viene de lo que los investigadores han denominado amnesia medioambiental generacional. Lo que quieren explicar con esta idea es que en cada generación la degradación medioambiental aumenta, pero también siguen creyendo que las condiciones son normales. Por ejemplo, los niños que crecen hoy en las ciudades con un aire muy contaminado no creen que sus comunidades tengan un problema de polución.
"Este problema de la amnesia medioambiental generacional es muy importante con los niños que están creciendo con las nuevas tecnologías", ha afirmado Severson, "ellos pueden no darse cuenta de que no tienen los beneficios de la naturaleza real cuando interactúan con lo que llamamos naturaleza tecnológica".
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