La imposibilidad de imantar agua
Imantar el agua o cualquier otro líquido es físicamente imposible, según los expertos. "Estas propiedades y efectos son radicalmente falsos", explica Jesús González, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. "El agua no conserva la imantación, a diferencia de un trozo de hierro. Desaparece en cuanto el imán se retira, y su efecto es tan débil que apenas podría detectarse en un laboratorio con instrumentos de extrema precisión y mucho menos influir en un organismo vivo". "Es, simplemente, una estafa", afirma tajante Antonio Hernando, director del Instituto de Magnetismo Aplicado de la Universidad Complutense. "Si alguien ha conseguido imantar un líquido, que publique en una revista científica y tendrá muchas posibilidades de ser Premio Nobel", ironiza. Hernando asegura que su instituto se ha negado reiteradamente a las ofertas de dinero de empresas para evaluar los imanes que pretenden comercializar. "No hay ningún aval científico que demuestre la influencia en el organismo de un campo magnético estable, como el que crea un imán. Es pura charlatanería", afirma Alejandro Úbeda, investigador del Servicio de Biolectromagnetismo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.¿Mienten, entonces, los que afirman encantados que se sienten mucho mejor? "No hay datos sobre la eficacia terapéutica de los imanes", afirma Eugenio Cerezo, hepatólogo del Hospital La Paz de Madrid. "Estas supuestas terapias se refieren a enfermedades en las que juegan un papel muy importante los síntomas subjetivos y las emociones personales. El efecto placebo puede influir hasta en el sistema inmunológico. Otra cosa es si esas personas tienen efectivamente las dolencias que dicen", añade Cerezo.
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