Un estudio atribuye la mala calidad del semen a la contaminación
Los investigadores explican las diferencias de calidad del esperma que han encontrado entre distintas comunidades por la presencia de la industria química
Un equipo de investigadores del Instituto Marqués ha movilizado a 60 clínicas de fertilidad y bancos de semen españoles para recoger y analizar muestras de 1.239 voluntarios de entre 18 y 39 años. La finalidad del estudio era indagar en una de las posibles causas del descenso de la calidad del semen en varios países europeos en los últimos años, medida, entre otras variables, por la cantidad de espermatozoides por mililitro.
La muestra del estudio, presentado este jueves, sólo permitió obtener resultados estadísticamente significativos en seis comunidades: Galicia, Andalucía, Madrid, Cataluña, Valencia y País Vasco. Los voluntarios de las tres primeras resultaron tener el semen más sano (Galicia, la que más) mientras que los de las tres últimas, con Cataluña a la cabeza, presentaban más jóvenes por debajo de los criterios de calidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No obstante, las diferencias encontradas entre las comunidades permiten al equipo dirigido por Marisa López-Teijón apreciar una relación entre el grado de industrialización de las zonas y la calidad del semen.
López-Teijón afirma que los factores que popularmente se asocian a una baja concentración y movilidad de los espermatozoides en el líquido seminal están equivocados. "Ni tabaquismo, ni estrés, ni alcoholismo, ni calzoncillos ajustados", asegura a ELPAÍS.com refiriéndose a otros elementos considerados nocivos tradicionalmente relacionados con la baja calidad del esperma. Sus investigaciones le llevan a asegurar que los responsables de la baja calidad del semen de un hombre reciben el nombre de "disruptores estrogénicos", un conjunto de sustancias químicas presentes en los pesticidas, industrias químicas e incluso en los anticonceptivos a los que las madres embarazadas de los varones afectados pudieron estar expuestas.
"Estos disruptores se acumulan en la grasa de la madre y pasan al bebé durante el periodo de gestación", explica. El momento crucial sobreviene durante el tercer mes de embarazo, cuando comienzan a formarse los testículos del futuro hombre. En ese momento, los disruptores estrogénicos adoptan la función hormonal de los estrógenos e interfieren en la formación de las células del testículo que se encargarán de producir espermatozoides a lo largo de la vida del hombre. "Es como una fábrica de coches. Si tienes pocos operarios, fabricarás pocos coches", explica López-Teijón.
De esto modo, la doctora señala que Cataluña, Valencia y País Vasco han sido comunidades tradicionalmente industriales, a diferencia de Andalucía o Galicia, que la han desarrollado más tarde. En el caso de Madrid, López-Teijón constata que nunca ha tenido ni tiene en este momento industria química.
De cualquier modo, el hecho de que el 57% de su muestra no alcance los criterios mínimos de calidad espermática de la OMS. Los resultados del estudio y la explicación de sus autores pueden consultarse en la página web del proyecto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.