Los ecosistemas mediterráneos están entre los más amenazados por el calentamiento
El informe de la ONU sobre los impactos del cambio climático llama a los países a adaptarse
Los ecosistemas mediterráneos, la tundra, los bosques boreales, los sistemas costeros y las colonias coralinas están especialmente amenazados por el cambio climático, según el estudio de los impactos del calentamiento global del nuevo informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, de la ONU, que se presenta la semana próxima en Bruselas. Los científicos concluyen que el control de las emisiones de gases de efecto invernadero atenuaría los efectos del calentamiento, pero no es posible ya evitarlos, por lo que es imprescindible la adaptación a la nueva realidad climática del planeta.
En la reunión que comienza el lunes en Bruselas, los representantes de más de cien países, incluido España, prepararán con los científicos el resumen para los responsables políticos del grupo de trabajo II -impactos del cambio climático en los sistemas naturales y humanos y vulnerabilidad de los mismos- del Cuarto Informe de Evaluación del IPCC, denominado AR4. Los delegados de los gobiernos tienen ya el borrador de 21 páginas de dicho resumen para su discusión. El AR4, cuyos diferentes apartados se ultiman a lo largo de este año, sintetiza los resultados más avanzados de las investigaciones científicas sobre el cambio climático realizadas en los últimos cinco años, estableciendo con gran rigor el conocimiento actual del calentamiento global. Su fiabilidad y precisión es muy superior a la de los informes anteriores.
Según el borrador del grupo de trabajo II, los impactos del calentamiento son muy variados en el planeta, hasta el punto de que si el aumento de las temperaturas es moderado (porque se controlan las emisiones que lo provocan), en algunas regiones habría algunos efectos positivos. Es el caso del descenso de las temperaturas en el norte de Europa, con menos rigores invernales y un aumento de la productividad agrícola.
Sin embargo, en la mayor parte de las regiones, concluyen los científicos, los efectos serán negativos y, sobre todo, en los países menos desarrollados, con menor capacidad de adaptación y ya sometidos a escasez de alimentos y de agua. A partir de un calentamiento en el siglo XXI de tres grados centígrados de media sobre la temperatura actual, los efectos serán negativos en prácticamente todos los sectores y zonas geográficas.
En el sur de Europa disminuirán notablemente las precipitaciones (entre un 30% y un 70% de media, en primavera y en verano, en el sur de España), y la norma será un clima mucho más seco que el actual. Los ecosistemas mediterráneos destacan como especialmente amenazados.
La erosión de las costas por la subida del mar, la escasez creciente de agua potable o la disminución de las superficies nevadas amenazará a sectores económicos clave para muchos países, como el turismo, señala el borrador del nuevo estudio. En los deltas de los ríos, incluidos aquellos poblados por millones de personas, y en centenares de islas, el impacto del aumento del nivel del mar es especialmente dramático.
La salud es uno de los problemas analizados en el informe: la mayor frecuencia e intensidad de las olas de calor, las inundaciones, las tormentas catastróficas, las sequías y los incendios repercutirán negativamente en la mortalidad y la morbilidad de millones de personas. Las alteraciones climáticas provocarán la expansión de enfermedades difundidas por vectores como insectos.
El impacto del calentamiento en la naturaleza es ya identificable, según los científicos, por ejemplo, en los ciclos vitales de muchas especies que germinan, migran o se reproducen antes de tiempo. Pero hay que contar con efectos más fuertes aún: entre un 20% y un 30% de las especies están en serio peligro de extinción irreversible.
El AR4 advierte que, dada la elevada concentración actual de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el cambio climático no se detendría ni aunque se cortasen las emisiones mundiales; muchos impactos son ya inevitables y sólo las apropiadas medidas de adaptación pueden atenuar muchos de sus efectos.
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