El cardenal Marcinckus, acusado de instigar un crimen
El Vaticano sale en defensa del fallecido religioso, a quien una testigo acusa de inducir al secuestro y asesinato de una joven en 1983
"Fue raptada por orden de monseñor Marcinkus". Sabrina Minardi levantó ayer una gran polvareda en Italia al apuntar directamente al llamado banquero de Dios como inductor del secuestro y asesinato de la joven Emanuele Orlandi en 1983, un caso que conmocionó a la opinión pública. Minardi no es una testigo cualquiera. Fue amante de Enrico de Pedis, Renatino, jefe de la banda de la Magliana, uno de los grupos criminales más peligrosos del país y al que se atribuyó aquel crimen. El Vaticano ha salido en defensa del polémico clérigo, fallecido en febrero de 2006.
La acusación ha sido recogida por los principales medios italianos y es hoy tema de debate en todo el país, aunque su testimonio presenta algunas incongruencias y a que la familia de Orlandi le exige pruebas de sus afirmaciones. Pero las críticas más contundentes han llegado de la Santa Sede, cuyo servicio de prensa ha emitido un comunicado calificando su testimonio de "acusaciones difamatorias sin fundamento [...] contra una persona que ya no puede defenderse".
Orlandi era hija de un empleado del Vaticano, estudiaba música y desapareció el 22 de junio de 1983, hace ahora veinticinco años. Después de estar secuestrada en un apartamento en el centro de Roma fue asesinada y su cuerpo, "introducido en un saco, fue tirado a una hormigonera", ha declarado la testigo, según la versión de su testimonio publicada por el diario La Repubblica.
La trama, según Minardi, enlaza con un escándalo financiero, ya que en el momento del secuestro Marcinckus presidía el Instituto por las Obras de la Religión, banco accionista del Banco Ambrosiano, cuya quiebra sacudió al Vaticano. El objetivo de Marcinckus, según Minardi, era precisamente mandar un mensaje a sus superiores, incluido el Papa Juan Pablo II, que empezaba a cuestionar al arzobispo tras la bancarrota del Ambrosiano.
Contradicciones en el relato
Este testimonio fue conocido ayer, aunque Minardi lo hizo ante los fiscales del caso el pasado mes de marzo. Según la testigo fue ella mismo quien, sin saberlo, llevó a Orlandi a una gasolinera frente al Vaticano, donde la entregó a un hombre "con todo el aspecto de un sacerdote" que estaba en un automóvil con matrícula del Estado pontificio.
Tras el secuestro de Orlandi, la familia recibió varias llamadas que se consideraron auténticas y relacionadas con el caso, entre ellas la de un personaje bautizado como el americano por el fuerte acento extranjero que mostraba en sus conversaciones. El arzobispo Marcinckus había nacido en Illinois (EE UU) en 1922.
La familia de Orlandi ha puesto en cuestión las declaraciones de Minardi, que vive en una comunidad para tóxicodependientes, ya que aseguran que no aporta pruebas. Los investigadores también han detectado que algunos puntos de su relato no concuerdan con la realidad, como por ejemplo que junto con Orlandi fue tirado en la hormigonera el cuerpo de un niño de 11 años, hijo de uno de los miembros de la Banda de la Magliana, cuya desaparición se produjo diez años después de aquel secuestro.
Los principales personajes de la historia están además muertos, tanto Marcinkus, que falleció en Arizona en 2006, como Enrico de Pedis, asesinado por dos sicarios y enterrado en el interior de la Basílica de San Apollinare, de la que fue "un gran benefactor", según declaraciones de su rector.
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