No caben puertas en el campo
Camino, el libro de cabecera del Opus Dei, es mucho más que un compendio de aforismos o apotegmas del fundador Josemaría Escrivá de Balaguer (Barbastro, Huesca, 1902-Roma, 1975), hecho santo con celeridad por Juan Pablo II. Es, sobre todo, una regla de conducta. Pero no todos los preceptos deben aplicarse al pie de la letra. Este que san Josemaría escribió en 1932 suele caer en saco roto. Dice: "No pierdas tus energías apedreando los perros que te ladran en el camino. Desprécialos". Si en algo pierde la paciencia la jerarquía de esta poderosa organización es en defenderse y explicarse ante las maledicencias que le atañen, más o menos ciertas. Al fin y al cabo, se trata de una asociación de elegidos. Esto fue escrito por Escrivá en 1933, cuando todavía no se había topado con el caudillo Franco, del que fue temprano admirador. "¿Adocenarte? ¿¡Tú... del montón!? ¡Si has nacido para caudillo! Entre nosotros no caben los tibios".
Escrivá, caudillo de su organización, la quiso poderosa, reservada, orwelliana. Y única. Todo su empeño fue el de tener influencia, sobre todo en Roma, ("Católico, apostólico, ¡romano! Me gusta que seas muy romano, y que tengas deseos de hacer tu romería, videre Petrum, para ver a Pedro").
El papa Wojtyla, que no era del Opus Dei pero lo parecía, le premió con una Prelatura Personal, la única que existe en la Iglesia romana -prælatus es participio de præferre, que significa preferir-.
Suelen achacarse al Opus (y a la Iglesia romana entera) actitudes totalitarias y sectarias. Esto se lee en Camino: "La intransigencia no es intransigencia a secas: es la santa intransigencia. No olvidemos que también hay una santa coacción". No es un mal exclusivo del poder vaticano. Ocurre en toda organización, sobre todo en los partidos políticos. Un sindicalista del PRI mexicano lo dijo en frase que popularizó en España Alfonso Guerra, aplicada al PSOE: "El que se mueve no sale en la foto". Todos a callarse. Escrivá lo escribe así en Camino: "Tu obediencia debe ser muda. ¡Esa lengua!".
Lo extravagante es que se quiera acallar a quienes han abandonado una organización. Eso atañe a derechos fundamentales. Ningún juez podrá poner puertas a ese campo de denuncias. Curiosamente, buena parte de las críticas proceden de mujeres, algunas con altas responsabilidades en el pasado. El fundador del Opus exigía discreción a sus seguidores, sobre todo a la sección femenina. "Ellas no hace falta que sean sabias: basta con que sean discretas", predicó. ¿Quién le hará caso?
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