En busca del hielo
¿Dónde está el hielo? "Debería haber ya aquí, donde estamos, según los satélites, pero a veces es muy difícil precisar, ya he llamado al servicio meteorológico", dice el jefe de esta campaña, Paul Wassmann. Lo cierto es que el Jan Mayen ha navegado hasta 76 grados de latitud Norte en busca de la barrera helada y no se ha visto ni un iceberg en un mar tranquilo como una balsa y de un azul intenso en un día ártico soleado. La barrera de hielo no es un objetivo turístico ni estético, sino una propuesta del equipo de biólogos que se ocupa del zooplancton. En la reunión de trabajo de ayer se discutió este punto. La cuestión es que ellos quieren capturar unos minúsculos animales propios de las aguas árticas y el Jan Mayen está justo en la zona de contacto entre éstas y las aguas atlánticas en pleno Mar de Barents.
Otro grupo busca fitoplancton, algas microscópicas, para extraer su material genético (ADN y ARN). Con su análisis quieren, por un lado, identificar las especies, pero también localizar los genes que están en acción para vivir en frío y ver si se activan otros al aumentar la temperatura del agua, explican las científicas portuguesas Ester Serrao y Ana Ramos, de la Universidad del Algarbe. Para capturar el fitoplancton ellas necesitan dar con el nivel del agua al máximo de clorofila, y aunque tampoco se puede predecir con exactitud en esta zona de intercambio de aguas, hoy ha habido suerte y se ha encontrado ese nivel. "La captura ha sido muy buena para nosotras", explica Serrao, "aunque esas algas son malas para los colegas del zooplancton porque dificultan la captura de este último".
El zooplancton incluye a todos los animales que van a la deriva por el agua, pasivamente, que pueden nadar pero no contra corriente, explica Slaweh Kwasniewski, un biólogo polaco del Instituto de Oceanografía de Sopat y veterano en estas aguas. "Pueden ser medusas, crustáceos, pescaditos minúsculos.., pero para nosotros los más importantes son los herbívoros, los que se alimentan de fitoplancton". Entre ellos, una especie del grupo de los llamados Copepoda interesa principalmente a los biólogos de esta investigación: la Calanus glacialis, que es ártica, mientras que la Calanus finmarchicus es atlántica. No miden más de tres milímetros. "Queremos ver cómo esta especie se comporta cuando el clima marino, la temperatura, cambia, y especialmente nos interesan la glaciales porque están afrontando el calentamiento y la pérdida de mucho hielo", continúa Kwasniewski.
Estos animalitos son la fuente de alimentación primaria de otras especies, por lo que investigar su reacción ante un calentamiento brusco es esencial para poder determinar cómo se adaptarían el resto de animales que viven de ellos. El zooplancton ártico debe estar en el agua fría más superficial -mientras que el agua atlántica está al fondo-, pero nadie puede predecir exactamente dónde. La mejor opción parece que es acercarse a la barrera de hielo, que no está donde se esperaba e indican los satélites. Claro que si los hielos han sido arrastrados por los vientos hacia el Sur, puede que bajo ellos haya agua del atlántico y no ártico. En ese caso, el Jan Mayen va a adentrarse en la placa abriéndose camino por las grietas de los hielos.
Hoy, de momento, se han hecho varios sondeos hasta el fondo (145 metros; el Mar de Barents es poco profundo, ha explicado Wassmann) para capturar plancton y algo se ha logrado, pero no es suficiente, dicen los expertos, así que el buque sigue hacia el Norte en busca del hielo. De momento, la temperatura del aire es de 1.8 grados centígrados y la del mar de 3.
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