El aislamiento genético amenaza al oso pardo
El ADN muestra que la especie tiene origen europeo
Las poblaciones de osos pardos en la Península Ibérica están aisladas genéticamente por primera vez en su historia evolutiva de otras poblaciones europeas, según muestra una investigación de científicos españoles que publica hoy la revista estadounidense Proceedings. Además, los científicos añaden que este aislamiento relativamente reciente (probablemente sólo de centenares de años) se debe a los efectos de la actividad humana.
La endogamia actual de estos animales y el empobrecimiento genético que resulta del aislamiento y del tamaño reducido de las poblaciones (sólo quedan unos 200 ejemplares, en la cordillera Cantábrica) suponen una gran amenaza para la especie, según advierten los investigadores.
Cristina Valdiosera (del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos que dirige Juan Luis Arsuaga) y sus colegas han analizado ADN de numerosos osos en España, unos antiguos, de hasta 80.000 años, y otros actuales (30 ejemplares). "Hemos encontrado restos de osos antiguos con marcas genéticas que demuestran su origen en otras partes de Europa, incluso de Rusia y del Este de Europa", explica Valdiosera. "Sin embargo, detectamos una fuerte pérdida de biodiversidad genética en tiempos recientes".
Importación
Esta investigación es importante para definir estrategias correctas de protección de la especie, sobre todo ante la controvertida medida de traer ejemplares de otras regiones europeas, como se ha hecho en la población de los Pirineos. Los científicos advierten de que, aunque pudiera parecer idóneo conservar la pureza genética de los osos, como defienden algunos, en realidad es un riesgo. "¿Por qué conservar poblaciones supuestamente aisladas y, por tanto, puras, si nunca lo han estado?", dice Valdiosera.
Los osos, que antes se encontraban en prácticamente toda la península Ibérica, fueron perdiendo territorio, y desde hace aproximadamente un siglo están confinados en la región cantábrica. Una hipótesis muy generalizada entre los expertos era que los osos españoles estuvieron también aislados genéticamente hace 18.000 años, durante la última glaciación. Sin embargo, Valdiosera y sus colegas demostraron recientemente que "estas poblaciones de osos nunca estuvieron aisladas del todo, ni siquiera en la glaciación".
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