Urge proteger el mar
Los oceanógrafos investigan contrarreloj en las diez áreas marinas españolas con más biodiversidad. La Red de Reservas Marinas debe estar lista en 2012
En lo que se refiere a protección de la biodiversidad, una de las principales asignaturas pendientes sigue siendo la vida marina. Sobre todo para España. Oceanógrafos e investigadores marinos de múltiples disciplinas e instituciones trabajan contrarreloj desde hace meses en diez zonas en aguas españolas, para convertirlas en áreas marinas protegidas. Hay prisa. La Directiva Marco de Estrategia Marina europea obliga a crear una red de estas áreas antes de 2012.
En España, la única reserva exclusivamente marina -sin ninguna zona de costa- hasta el momento es El Cachucho, un macizo tan grande como los Picos de Europa que emerge desde 4.500 metros de profundidad en el mar Cantábrico, a sólo 65 kilómetros de la costa. Desde la primera exploración de El Cachucho con un submarino robótico, en 2002, los investigadores se llevaron una sorpresa: corales en abanico de más de un metro de altura desconocidos en la zona; esponjas muy longevas, extraños crustáceos. Una sorprendente explosión de biodiversidad. "Nunca habíamos visto algo así", dice Francisco Sánchez, del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y coordinador de un equipo multidisciplinar que está ahora en la fase de describir decenas de posibles nuevas especies para la ciencia. "Y hemos visto sólo la punta del iceberg".Su trabajo en El Cachucho ha obtenido recientemente el premio de Conservación de la Biodiversidad de la Fundación BBVA, uno de los más importantes en el área.
Pero las ganas de seguir explorando El Cachucho se han tenido que quedar aparcadas. Urge más concentrarse en obtener al menos una primera descripción de lo que hay en las otras diez áreas para la futura red de reservas marinas, preseleccionadas porque se cree que poseen una gran biodiversidad. Están en el Atlántico -Cañón de Avilés, Banco de Galicia, Chimeneas de Cádiz-; en el Mediterráneo -Seco de los Olivos, lsla de Alborán, Delta del Ebro-Columbretes, Cañón de Creus, Canal de Menorca-; y en la Macaronesia -Banco de la Concepción y Sur de Fuerteventura-. Cubren en total unas 2,5 millones de hectáreas.
Participan en la investigación de estas áreas del IEO, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Secretaría General del Mar y varias organizaciones no gubernamentales, como OCEANA, la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario, SEO/BirdLife y WWF España. El trabajo constituye el proyecto Indemares, coordinado por la Fundación Biodiversidad y con una financiación de 15,4 millones de euros para cinco años hasta 2009 -que cubre la Comisión Europea en un 50%-.
Los resultados preliminares indican que las áreas elegidas cumplen las expectativas. El informe presentado recientemente por OCEANA, a cargo del proyecto en Canarias, incluía unas 500 especies marinas diferentes, como el pez armado, algunos corales negros y la ostra gigante.
Se estima que "para garantizar un mínimo la conservación de la biodiversidad y el sostenimiento de las actividades pesqueras sería necesario proteger un 20% de las aguas sobre las plataformas continentales [las zonas de hasta unos cientos de metros de profundidad sobre la que se han concentrado hasta ahora la mayor parte de las actividades humanas]", explica Sánchez. España está muy lejos de ese porcentaje. "Con respecto a los países del Norte de Europa España se encuentra bastante atrasada en lo que respecta a la creación de Áreas Marinas Protegidas". Y eso que España tiene más diversidad de ecosistemas marinos que cualquier otra nación Europea.
Sánchez recuerda que la creación de reservas no implica la prohibición total de la pesca en la zona. "Se trata de gestionar los recursos teniendo en cuenta su sostenibilidad. Los pescadores también salen favorecidos, porque las regiones que se protegen suelen ser criaderos y zonas de guardería que permiten mantener las poblaciones".
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