Turquía prohíbe fumar en los bares y restaurantes
Se acabó el fumar como un turco. A partir de hoy queda prohibido encender un cigarrillo en todos los cafés, bares y restaurantes de Turquía, el décimo país del mundo en número de fumadores, y donde la mitad de la población adulta masculina se declara adicta a la nicotina. Ni el tradicional narguile o pipa de agua otomana se ha salvado de la prohibición, a pesar de las súplicas al Gobierno de los propietarios de los humeantes cafés del centro histórico de Estambul.
Cuando hace un año y medio Turquía prohibió fumar en establecimientos públicos y centros de trabajo, el Gobierno aprobó una moratoria para los bares y restaurantes. El plazo de gracia concluye hoy. Las sanciones para los fumadores contumaces serán relativamente leves: 69 liras turcas (32 euros). Pero los hosteleros que hagan la vista gorda con el humo en sus locales se enfrentan a multas de hasta 2.300 euros.
Respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Sanidad turco ha formado a los 5.000 inspectores que supervisarán el cumplimiento de la prohibición en todo el país. Incluso ha habilitado un número telefónico de emergencia para que los ciudadanos denuncien a los infractores.
90% contra el humo
Turquía se suma así al grupo de países más estrictos a la hora de combatir el tabaquismo, como Irlanda y Reino Unido, frente a la tolerancia mostrada para los bares y restaurantes en España y, en menor medida, en Italia. El 90% de los turcos preguntados por la firma consultora de Estambul Quirk respaldan las medidas aprobados para restringir el consumo de cigarrillos. El 70% de los fumadores también las secunda.
De la misma forma que el fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal, Atatürk, impuso el alfabeto latino sobre el árabe tras la caída del Imperio Otomano, el Gobierno de Ankara quiere acabar ahora con la imagen de un país de fumadores empedernidos. El objetivo, por el momento, es rebajar la tasa de adictos al tabaco hasta el 20% de la población adulta.
En el siglo XVII, el sultán Murad IV decretó la pena de muerte para todos aquellos que fumaran en lugares públicos. Hoy, el primer ministro, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, equipara la lucha contra el tabaquismo, que causa 100.000 muertos al año en su país, a "la guerra contra el terrorismo".
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