Ser ciegos para empezar a ver
¿La crisis borra el arte? ¿El arte distrae de la crisis? Arte y crisis que en el pasado tuvieron una relación enamorada y lo más creativo nacía a menudo de la escasez, han iniciado una confrontación asesina en la que cada parte se echa al cuello de la otra hasta acabar lívidos o exangües tal como si la única manera de sobrevivir necesitara de su anemia total.
Una expresión a gran escala de esta criminalidad o doble especulación letal se ha presentado estos días en Londres dentro de su Frieze Art Fair, la feria de arte más vanguardista del mundo y a la que han acudido más de 150 galerías de docenas de países.
Son muchísimas obras y muchos países pero todos ellos podían encerrarse en un solo lema dadá, el arte se ha hartado de sí. ¿Consecuencia? Todo es arte, arte barato, porque ahora lo novedoso es artificio o excrecencia, la muerte de la sorpresa y la sabida tabarra de la originalidad.
"Ahora lo novedoso en arte es artificio o excrecencia, la muerte de la sorpresa y la sabida tabarra de la originalidad"
En plena crisis del exceso anterior, la nómina de los objetos corrientes, los cubos de basura, las bombillas o los sujetadores son tanto arte como no lo son. Es decir, nada puede ya contemplarse sin confundir un bulto con una diseñada composición. Y viceversa: cualquier hecho será arte en la medida en que, como los accidentes, eluda la composición.
Hace casi dos siglos, en lenguaje romántico, decía William Blake: "La senda del exceso conduce al palacio del juicio... y nunca sabremos lo que es suficiente hasta que conozcamos más allá de lo que es superfluo". Lo opuesto es ahora la actualidad, un mundo donde cada palabra o imagen de más constituye una adición de mendacidad y todo ornamento o discurso añadido denota un plus de falsedad.
Todos los objetos que adquirimos, nos miran como harapos de otra época. Lejos de seguir cumpliendo el papel de aliviar ciertas neurosis, aumentan hoy el número de suicidios. Nada es hoy más inquietante que el exceso y nada más temible, a la vez, que el desempleo de toda la maquinaria anterior.
La desaparición del encaje entre el arte y la vida, entre la fabricación y la materia prima, coincide con la fusión entre lo público y lo privado, la realidad y su posible representación. Lo que ahora cotiza más es la eliminación de intermediarios y fronteras, el directo, la instantaneidad y la naturalidad.
Que el arte no pueda distinguirse ya de lo que no sería arte centró el mensaje de la Frieze Art pero también, en Londres, sigue todavía expuesta la gigantesca obra de Miroslaw Balka (Varsovia, 1958) en la Tate Modern como un testimonio demoledor.
Algunos críticos británicos han tomado la oscuridad de la Polonia posbélica como el móvil que ha conducido a la construcción del enorme artefacto de acero al que se accede por una rampa y dentro de cuyo recinto reina la oscuridad. Es decir, allí el arte deviene invisible. Los ojos del espectador son deliberadamente cegados para que la masa negra e inmóvil, desprendida de argumento o de ornamento constituya el todo de lo que artísticamente hay que ver.
Cualquier adherencia artística a esta exposición le perjudica tanto como una afectación, una pelagra o una peste que mata la relación entre arte y vida. Así, en los momentos de crisis, nada indicará mejor la superación de la época que el nivel cero de un solar físico y moral nuevo, nihilismo positivo o luz reinventada en la creación y en la producción.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.