¿Salvará un muro el delta del Ebro?
Barreras de dos metros adosadas al parque natural intentarán contener la subida del nivel del mar prevista para 2050 - Los ecologistas dudan de su eficacia
Entre 10 y 15 centímetros más, el doble del grosor de un listín telefónico, y el Mediterráneo anegará el Delta del Ebro. Tal subida del nivel del mar se prevé para 2050, advierte la Generalitat catalana. Para entonces, el agua salada topará con un dique de hasta dos metros de altura y 16 kilómetros de longitud. El Ministerio de Medio Ambiente confía en salvaguardar con barreras artificiales uno de los principales humedales al sur de Europa. El muro que envolverá como un guante la bahía dels Alfacs (Tarragona) es el primer paso para intentar que el Delta siga existiendo a mediados del siglo XXI. "Hacen la función de diques pero se integrarán como si fueran malecones. Nuestra intención es construir más barreras como ésta para anular los efectos del cambio climático", detalla el responsable del proyecto, Jordi Galofré.
La plataforma del dique acogerá un carril bici y un camino peatonal
"Es el primer paso en la buena dirección", dicen los regantes
El primer muro contra el cambio climático en España costará unos 16 millones de euros y abarcará el tramo más afectado por el aumento del nivel del mar en la cara sur del Delta. La zona que parte de Sant Carles de la Ràpita hasta topar con el arenal del estuario que se despliega abriéndose hacia Valencia quedará a resguardo de las crecidas marítimas en 2012.
Medio Ambiente realizará otra obra similar en la fachada norte de la desembocadura, entre Riumar y La Marquesa, prevista para 2013. El área comprende la enorme bahía del Fangar, un mar de dunas acorralado por la penetración de agua salada. Y Galofré augura que en los años siguientes otras barreras de hormigón blindarán los arenales más vulnerables al cambio climático para proteger los terrenos abocados a desaparecer bajo el Mediterráneo. "Estas obras nos permitirán conservar el Delta tal como lo conocemos hoy", subraya el técnico. Una tarea con éxito incierto porque el Ebro ya poco podrá aportar al Delta, alertan los expertos. "Las características actuales del río convierten su desembocadura en un milagro insostenible. Si el Ebro apenas tiene caudal para arrastrar sedimentos, el Delta sólo podrá mantenerse de forma artificial", señala Albert Rovira, del centro de investigaciones agroalimentarias de la Generalitat.
Rodearlo de diques puede cumplir esa función. Pero también puede destrozar un páramo frágil que nutre un ecosistema único. Lo señalan las entidades ecologistas, confusas ante la contradicción de salvar un espacio natural protegido a golpe de hormigón. "Tiene aspectos positivos pero esta construcción en un espacio tan sensible puede ser contraproducente", señala Elisenda Forest, de Ecologistas en Acción.
La bahía dels Alfacs conforma un auténtico nido por el que se pasean unas 300 especies de aves de las 600 existentes en Europa. Muchas de ellas cuidan de sus crías a ras de los terrenos que servirán de muro. Levantar una barrera que aísle del mar a la bahía dels Alfacs también puede apartarla de la fauna incapaz de adaptarse al nuevo entorno. "Requiere un detalle y una precisión que este proyecto no contempla. Los diques son sólo un parche para ocultar el verdadero problema: la gravedad del cambio climático y la escasez de caudal del Ebro", argumenta la asociación ecologista.
Ante las críticas, Galofré blande el documento que aprueba el impacto medioambiental de los diques. Señala que en las zonas contiguas al dique se trasplantarán vegetales propios del ecosistema del Delta. Estos muros, a su vez, favorecerán la explotación turística de la zona permitiendo el paso a áreas antes inaccesibles. La plataforma del dique, con una amplitud de seis metros, acogerá un carril para bicis junto a un camino peatonal. "Los valores medioambientales quedarán reforzados", sostiene Galofré.
Los regantes que siembran junto a la bahía dels Alfacs celebran el criterio de Medio Ambiente. "Es el primer paso en la buena dirección", asegura Jacint Ferrer, secretario de la Comunidad de Regantes del Margen Derecho del Ebro. "El Delta sólo se salvará con construcciones de hormigón. Lo demás son cuentos". Pese a que el mar aún queda a medio palmo de distancia, Ferrer recuerda que los arrozales llevan años a merced de inundaciones causadas por tormentas o marejadas.
Esta garantía de buenas cosechas no apacigua a los ecologistas. "No se puede cercar al Delta con ladrillos. Estos arenales son inestables, se mueven por efecto del río y los vientos", dice Forest. Y augura que en 2050 la barrera de diques podría quedar en tierra de nadie, en medio de los arenales que cercan la desembocadura del río y demasiado lejos del mar. Hasta que el efecto del cambio climático acerque el Mediterráneo al dique, al tiempo que sus aguas empiezan a engullir el Delta.
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